Clásico cumpleaños

el Blog de Luis Pasamontes

Luis Pasamontes

Clásico cumpleaños
Clásico cumpleaños

Estos días se disputa el Clásico RCN en Colombia, una importante vuelta por etapas que se celebra desde 1961. Nunca antes esta prueba había partido o finalizado en la zona del Urabá Antioqueño, esta edición lo hacía por primera vez desde el municipio de Turbo. Un nombre apropiado para definir la alta velocidad que el pelotón maneja durante toda la carrera, demostrando la calidad de los ciclistas colombianos. Junto a la Vuelta del país sudamericano, el Clásico RCN es la competición más importante y de mayor prestigio en Colombia. Como algunos sabéis, mi última temporada como ciclista profesional de carretera la pasé allí. Siempre que se disputa alguna competición estoy pendiente de como transcurre, recuerdo los puertos y lugares por donde pedaleé y además me hace ilusión ver como siguen compitiendo algunos compañeros y amigos que allí conservo. El Clásico RCN tiene algo especial para mi, en ella viví algo que solo le ocurre una vez en su vida a un deportista.

He tenido muchos momentos durante mi carrera que serán difíciles de olvidar, además no quiero hacerlo, pero esto es distinto. Sufrí una caída durante la carrera, parecía que sin mayores consecuencias, pero la bici de otro ciclista impactó contra un lateral de mi tronco, provocándome una fisura de costilla. Terminé la etapa, pero notaba que me costaba respirar, me costaba llenar del todo mis pulmones de aire. Recuerdo que aquella caída fue el 1 de Octubre y pensaréis que como puedo recordar la fecha con la cantidad de veces que un ciclista se va al suelo. Es sencillo amigos, es la víspera del día en el que nací, del día de mi cumpleaños. Bajé a desayunar con cierto dolor que desaparecía por momentos con las felicitaciones de todos mis compañeros y auxiliares del equipo, pero sabía que algo no iba bien. Para mi correr en Colombia suponía un esfuerzo por la altitud, aunque estaba aclimatado, siempre era difícil pedalear por aquellas montañas que mezclaban dureza y belleza. En el control de firmas el speaker me felicitó, era una día cargado de sentimientos y emociones para mi, hacia mucho tiempo que no celebraba mi cumpleaños lejos de la familia y en otro país. Pero el cariño que me trasladaban los ciclistas colombianos y el público, hacia todo mucho más fácil. No sabia que era mi última firma como profesional, no sabia que el día de mi cumpleaños seria mi última carrera en la élite del ciclismo de carretera. La salida fue rápida, como casi siempre, enseguida comencé a sufrir y a no respirar como debía. Los coches de equipo comenzaron a rodearme y todos me animaban, todos me preguntaban si estaba bien. Finalmente tuve que abandonar, poner pie a tierra, me paré a un lado, desabroché el casco, me quité las gafas, imagino que quería ver sin cristal de por medio como el mecánico subía mi bici a la baca del coche, parecía la secuencia de una película a cámara lenta.

No podría trasladaros las sensaciones que viví hasta llegar al hotel, realmente no sabía que era mi última carrera, había posibilidades de seguir compitiendo en Europa pero finalmente no se materializaron. También curioso que un colombiano fuera el que intentara mi regreso a la élite del ciclismo. Rigo Urán me pidió entrenar durante un año para acompañarle como gregario a su nuevo equipo, quería un hombre de confianza, alguien que le conociera muy bien a nivel emocional y que trabajara al 100% para ayudarle a conseguir una victoria en una de las tres grandes. Para mi una ilusión tremenda poder volver a correr a su lado, pero tampoco se pudo cerrar el acuerdo por causas ajenas a él y a mi. Me demostró en todo momento ser un auténtico caballero y sobretodo un hombre con palabra, pese a su juventud. En la cena se apagaron las luces, la oscuridad se rompió con los destellos que desprendían las bengalas que adornaban una flamante tarta. Mis compañeros de equipo cantaban “cumpleaños feliz” y mis lágrimas aparecieron. Era mi último día a su lado en el mismo equipo y en ese momento en lo que menos pensaba era en mi aniversario. Uno por uno se acercaron a felicitarme, a abrazarme y como buenamente pude pronuncié unas palabras en donde el “Gracias” acaparaba todo el protagonismo del discurso. Por eso cuando la gente me pregunta por que tengo tanto cariño a Colombia si solo estuve allí una temporada y en Europa muchas más, basta con contarles que allí me puse mi último dorsal el día de mi cumpleaños y que uno de sus más prestigiosos ciclistas quiso y luchó para que me volviera a poner otro en mi maillot. Se que me creéis al deciros que me emociono mientras escribo estas últimas líneas, se que me creéis al deciros que Colombia es y será muy especial para mi.

Luis Pasamontes

@pasamontesluis