Ruta: San Isidro y el Alto Nalón

Las montañas cantábricas nos guardan muchos secretos en su interior y la mejor manera para descubrirlos es a golpe de pedal, teniendo la certeza de que el esfuerzo empleado para salvar el complicado perfil de sus carreteras se verá recompensado por la belleza del paisaje.

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Ruta: San Isidro y el Alto Nalón
Ruta: San Isidro y el Alto Nalón

Hasta el corazón de la cordillera Cantábrica nos hemos desplazado, en pleno centro de la Reserva Nacional del Mampodre, para realizar esta pintoresca ruta, de poco más de 100 kilómetros, a través de la cual atravesaremos 4 puertos (San Isidro, La Colladona, Tarna y Las Señales), dos de los valles más significativos de Asturias (Aller y Nalón) y una de las zonas glaciares (El Ausente y Las Agujas) mejor conservadas de nuestra geografía. No es un itinerario fácil y sólo se puede realizar cuando los elementos nos lo permiten pero, aún conociendo estas dificultades, es altamente recomendable desplazarse hasta este lugar para disfrutar de su contrastada orografía.

La Puebla de Lillo; centro turístico

En esta población el término “Turismo Rural” se encuentra perfectamente desarrollado; al amparo de la cercana estación de esquí, ubicada en el Puerto de San Isidro, ha crecido la suficiente infraestructura como para ofrecer al visitante un completo menú de atractivos turísticos sin necesidad de recorrer demasiados kilómetros a la redonda. También los pueblos satélites (Cofiñal, Redipollos, Isoba...) disponen de una variada oferta hostelera, de tal modo que la permanencia de varios días en la comarca se puede realizar de una manera cómoda.

Antes de afrontar el itinerario podemos reservar una o varias jornadas para descubrir algunos de los atractivos de la zona. En La Puebla de Lillo es obligada la visita al retablo de la Ermita de la Virgen de las Nieves (siglo XVIII) y a la torre medieval que se levanta a pocos metros del cauce del río Porma. También disponemos de varias casonas montañesas blasonadas y de un potro de herrar de los pocos que todavía quedan en pie en nuestro país.

Los alrededores ofrecen la más variada oferta de actividades para los más inquietos: desde un completísimo conjunto de senderos de montaña (perfectamente balizados), hasta un centro de actividades acuáticas en el cercano embalse de Porma, sin olvidar el Pinar de Lillo, una extraordinaria formación vegetal, integrada por hayas, abedules y pinos silvestres, situada a escasos kilómetros de la población. Desde luego, si quieres desplazarte con la “familia al completo” hasta La Puebla de Lillo, no te van a faltar argumentos.

 

Viaje glaciar

Ya sobre la bicicleta abandonamos La Puebla de Lillo en dirección al Puerto de San Isidro. Los primeros kilómetros los recorreremos por un pintoresco valle que posee un desnivel despreciable hasta que, una vez rebasado el mojón que marca el P.K. 6 nos enfrentemos a las primeras rampas del puerto. A nuestra izquierda queda una piscifactoría y a la derecha las instalaciones de la Sociedad Española de Talcos; a pocos metros, en la montaña, podremos observar la boca de las minas de talco que ya fueron explotadas por los romanos (hay restos de una calzada junto a la carretera). Ahora la carretera hace un quiebro y ascendemos fuertemente por una corta rampa que nos sitúa junto a una antena de radio, pasando a un segundo valle en el que la vegetación cambia por completo.

Rápidamente veremos a nuestra derecha, en el fondo de una vaguada, la pintoresca laguna de Isoba de origen glaciar. Descendemos unos metros y entramos a la población de Isoba, junto a las instalaciones del camping Mediavilla. Hasta el final del puerto la pendiente, sin ser incómoda en ningún momento, se mantiene con cierto rigor. La presencia de unos modernos edificios nos anuncian nuestra llegada al puerto; a nuestra izquierda dejamos la entrada a la Estación Invernal de San Isidro (Fuentes de Invierno), lugar pintoresco por estar situado en pleno circo glaciar y que podemos visitar tras ascender una corta pendiente que nos lleva hasta el plató inferior de estas instalaciones deportivas.

 

Adiós a León

En el mismo vértice del puerto entramos en el Principado de Asturias y, como por arte de magia, nuestro entorno se tiñe de verde y las grandes paredes de blanca caliza limitan la presencia del Astro Rey.

Entramos en el Valle de Aller, célebre por la minería del carbón, rodeados por los colosos de roca que componen los picos de Torres, Toneo, Peña del Viento, Agujas o Peña Redonda, viendo a nuestros pies las profundas foces de los ríos Pino y Aller, hacia donde nos dirigimos.

San Isidro es mucho más inclinado por su cara asturiana y la pendiente (en algún caso llega hasta el 12%) no nos permite quitar los ojos de la carretera todo lo que nos gustaría, por lo que deberemos detenernos para poder disfrutar del paisaje.

Descendemos rápidamente hasta La Felechosa, antiguo “camín real” obligado para pasar a León a través del monte Llaímo, y poco después llegamos a Coyanzo, donde la carretera recobra la horizontalidad permitiéndonos contemplar su iglesia parroquial de Santibañez de la Fuente (siglo XIII). Con el río Aller a nuestra izquierda continuamos con un perfil ligeramente favorable hasta llegar a Cabañaquinta, capital del municipio, donde giraremos a la derecha por la carretera de Pola de Laviana.

 

La Colladona

Hasta ahora el itinerario ha sido condescendiente con nuestras piernas y, en los más de 40 kilómetros que llevamos recorridos, apenas hemos superado un desnivel de 300 metros en ascensión pero, durante los próximos 5 kilómetros, vamos a pedalear por alguna rampa con más del 9% de pendiente, siendo la inclinación media superior al 7%. El alto de  La Colladona, con apenas 850 metros de altitud, nos enseña con rigor los característicos perfiles de la montaña asturiana.

Una vez ganado el alto descendemos hacia el Valle del Nalón atravesando las poblaciones de La Bargana y Tolivia, donde desaparece el desnivel, entrando posteriormente en Villoria población en la que se puede contemplar la portada del siglo XII de la iglesia de San Nicolás.

Cruzamos sobre el Nalón y desembocamos en la carretera AS 17, en las proximidades de Pola de Laviana.

 

El Alto Nalón

Pola de Laviana es una población bulliciosa que como mayor interés pictórico nos ofrece su Santuario del Otero, en cuyo interior se guarda la imagen de la patrona del lugar.

Nuestro camino continua en dirección al nacimiento del río Nalón y sus aguas nos acompañarán durante los próximos 30 kilómetros.

IMPORTANTE: Entre Pola de Laviana y Caso debemos atravesar tres túneles y, aunque el último se puede evitarpor la vía de servicio que se recorre poe el exterior, es recomendable llevar algún sistema de iluminación en la bicicleta para garantizar nuestra seguridad.

Atravesamos Puente del Arco, localidad conocida por la festividad celebrada en agosto denominada “Descenso Folclórico del Nalón”, contemplando su fantástico puente medieval. Continuamos hacia El Condado donde la buena conservación de la arquitectura popular (pajares, casas con galerías, soportales...) nos hacen transportarnos a otro siglo.

La carretera, de momento, asciende ligeramente y nos conduce hasta el concejo de Sobrescobio donde atravesaremos la población de Rioseco, buena muestra de la perfecta coordinación entre la arquitectura moderna y popular, situada en la orilla del apresamiento que lleva su mismo nombre.

Ascendemos fuertemente y llegamos a la explanación donde se ha construído el embalse de Tanes. Su población homónima luce con orgullo la iglesia de Sta. María (siglo XVI) y nos sirve como punto de referencia para iniciar la dilatada ascensión al puerto de Tarna.

 

El Concejo de Caso

El Campo y Soto nos reciben con sus espléndidas casas de piedra con balconadas de madera donde las balaustradas talladas sobresalen por su belleza. Todavía la ascensión es suave hasta que lleguemos al pueblo de Tarna, que dejaremos a nuestra derecha en una hondonada, pero el paisaje que nos rodea nos sirve de referencia para imaginar lo que nos espera.

Las primeras rampas del puerto se inclinan hasta el 8% para, posteriormente, permitirnos ascender con cierta comodidad con un desnivel medio del 5%. En plena ascensión, a nuestra derecha, veremos la indicación de “Fuente La Nalona” lugar que corresponde al nacimiento del río Nalón. Pasamos por un corto túnel excavado en la roca y afrontamos el último kilómetro de ascensión al puerto de Tarna.

En el mismo momento que veamos el cartel de bienvenida a la provincia de León habremos llegado al alto del puerto pero, todavía, la subida no ha terminado.

 

Pinos y hayas

Desde el puerto de Tarna (1.490 m) se puede descender hasta Riaño o, como es nuestro caso, girar a la derecha y ascender otros 3 kilómetros hasta el puerto de las Señales (1.625 m), desde donde apenas tendremos que tocar los pedales para regresar al punto de partida.

Las Señales es uno de lo mejores miradores de la cordillera Cantábrica y merece un descanso para disfrutar de la majestuosidad del paisaje que desde aquí se domina.

El descenso es incómodo debido al mal estado en el que se encuentra el asfalto y deberemos ir más atentos a los baches que al fantástico paisaje que nos rodea.

A nuestra izquierda dejaremos el Pinar de Lillo (Reserva Natural de venados y urogallos) y más abajo el Hayedo Tronisco, antes de afrontar la interminable recta que nos lleva hasta Cofiñal. Sólo tres kilómetros nos separan de La Puebla de Lillo.

 

Puerto de San Isidro

Este collado sirve de divisoria natural entre las Comunidades de Asturias y Castilla-León, teniendo pendientes muy dispares en cada una de sus vertientes. En su cara oeste se convierte en un auténtico puerto de alta montaña salvando un desnivel de más de 1.000 metros desde el fondo del Valle de Aller, iniciando la subida en la misma población de Cabañaquinta aunque, hasta no llegar a la aldea de Cuevas, no alcanza la verdadera dimensión de puerto.

El desnivel es muy constante y las rampas cambian con suavidad de porcentaje aunque, más o menos a mitad del puerto, afrontemos un kilómetro completo al 10,2% con un tramo de 200 metros del 12% de inclinación.

Por la vertiente leonesa la ascensión es muy suave, comenzando el desnivel apreciable a partir del kilómetro 6 de la carretera de La Puebla de Lillo, junto a una gran piscifactoría. Alguna pequeña rampa, de poca longitud, con una inclinación máxima del 7% servirá de distracción a las piernas que, difícilmente, consiguen marcar un ritmo de escalada en un perfil plagado de descensos.

La única limitación importante de este puerto la pone la climatología que nos puede sorprender, con relativa facilidad, con lluvia intensa, niebla o una nevada fuera de la época en la que podamos esperarla.

En temporada de esquí es mejor evitar la ascensión de San Isidro debido a la gran afluencia de vehículos que circulan por esta carretera.

Alto de La Colladona

Esta pequeña cima está situada entre los valles de Aller y el Alto Nalón, comunicando las poblaciones de Cabañaquinta con Pola de Laviana.

La Colladona es el clásico puerto sin importancia que puede dejar clavado al mejor de los ciclistas. Su escasa altitud (850 m) propicia el que muchos ignoren las continuas rampas del 8% de su cara sur, dotando a esta vertiente de una pendiente media del 7,4%.

La subida desde Pola de Laviana es más relajada y no es hasta Villoria cuando podemos apreciar la verdadera dimensión de ascensión. La inclinación se mantiene en torno al 6% hasta que, un kilómetro antes de la cumbre, se eleva hasta el 7% llegando incluso al 8% en pequeños tramos.

Puerto de Tarna/Las Señales

Esta doble cima sirve también de separación entre las provincias de Asturias y León.

Al igual que ocurre con el de San Isidro es un puerto mucho más exigente en su vertiente asturiana, comenzando la ascensión a casi 30 kilómetros de la cumbre (junto al embalse de Rioseco) aunque hasta que no llegamos junto al pueblo de Tarna no afrontamos una pendiente apreciable.

La cara norte discurre por el fondo del valle del Nalón y asciende hasta su nacimiento (Fuente La Nalona) a pocos metros de la cumbre. Las peores rampas están situadas en los 5 primeros kilómetros sin llegar a sobrepasar en ningún caso el 7% de pendiente.

Al coronar el puerto debemos desviarnos a la derecha para ascender todavía durante otros 3 kilómetros hasta llegar al Puerto de las Señales, situado a 1.625 m de altitud, atravesando un tramo con mal firme que nunca se inclina por encima del 6%.

La cara Sur comienza el ascenso en Cofiñal y nos eleva, entre pinares y hayedos, por una entretenida carretera muy poco transitada que dispone de un asfalto lamentable plagado de baches y desconchones. La pendiente se regulariza al 5% hasta el kilómetro final, donde alcanza pendientes cercanas al 8%. En cualquier caso es una subida cómoda sobresaliente por el paisaje que tendremos a nuestro alrededor.