“Lo hemos fichado porque tiene mucho potencial”, sintetizó Luca Guercilena en una larga entrevista con Cicloweb. ¿Por qué será que el mánager de Trek considera a Bauke Mollema un talento por explotar?
Nos encontramos a Bauke Mollema (1986, Gröningen – Países Bajos) en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada. Aquí vivió durante buena parte del mes de mayo. Bajó para disputar la Vuelta a Noruega y el Critérium du Dauphiné y retornó acto seguido para invertir otros 15 días en altura, los últimos con su mujer y sus dos hijos. “Pasé por casa antes de Dauphiné; llevaba sin verles desde abril. Si no me los traigo aquí, entre Dauphiné, Sierra Nevada y el Tour pasaría siete semanas sin compartir un rato con ellos”, explica. “Mi hijo menor tiene 8 meses. Corro el riesgo de perderme sus primeros pasos o de que no me reconozca en París”. Y suelta una carcajada.
Lo que más llama la atención de Mollema es lo cómodo que se encuentra durante la entrevista. Piensa las respuestas, pero no vacila al expresarlas; habla con seriedad, pero ríe con sus propias bromas. Se comporta como una persona feliz y relajada, segura de sí misma. Todo parece estar en orden en su vida. Y eso que viene de un Dauphiné marrado por problemas en la espalda. “No sé de dónde proceden, quizá de la caída en la Vuelta al País Vasco que me fastidió las clásicas. Pero está mejorando día a día gracias al tratamiento de los masajistas y el osteópata. Me encantan los osteópatas, cómo alivian los dolores sin siquiera tocar la zona afectada... Ellos sí que saben”.
Este invierno, el escalador neerlandés pegó un giro de 180º a su carrera deportiva cambiando Belkin (predecesor del actual LottoNL-Jumbo) por Trek. Dicen que el momento clave para su partida llegó en la última contrarreloj del Tour de Francia 2014. En ella, su equipo le montó en una bicicleta distinta a la que había utilizado durante toda la campaña, buscando publicidad para la marca Bianchi. Fue un desastre que acabó con nuestro protagonista perdiendo de un plumazo tres puestos en la general final. Él trata de suavizar la historia. “Fue mi decisión. La bicicleta era muy rápida en los tests y decidí arriesgarme a utilizarla. Con lo que sé ahora, nunca la habría usado. Lo profesional hubiera sido tenerla mucho antes del Tour, haber entrenado con ella, haberla probado en competición…”
Eso sí ha sucedido en Trek. “Ya en la primera concentración estuvimos realizando ajustes aerodinámicos y biomecánicos, a resultas de lo cual acortamos las bielas que uso y modificamos la posición en el manillar”. Margen de progresión. “Incluso fuimos a rodar al velódromo de Valencia. Desde el principio tuve el nuevo modelo de bicicleta de carretera y de contrarreloj. De hecho, llevo todo el año entrenando con la ‘cabra’ dos días por semana”. También le han llevado a reconocer las etapas del Tour de Francia. En los años de Belkin, era un técnico quien examinaba el terreno y después contaba a los ciclistas cuáles eran los puntos clave. Otro gran cambio: dejó a su entrenador de las últimas ocho temporadas por el vasco Josu Larrazábal. “Con él he probado cosas nuevas. Por ejemplo: he hecho un invierno más fuerte, y eso me ha servido para tener una mayor condición física de base”.
En resumidas cuentas, ¿han servido estos cambios para que progreses? “Creo que sí”, afirma. A su favor, Tirreno-Adriático: fue segundo en el final en alto del Terminillo, sólo superado por Quintana y batiendo a Contador, y acabó 22º en la crono, a 3” del pinteño y por delante del colombiano, para subir al segundo cajón del podio final. “Lo noto en los entrenamientos: he mejorado en los esfuerzos largos. El tema es que no he podido apenas probarme. No hay muchas carreras con subidas o contrarrelojes de más de media hora”. Justo lo que se necesita en el Tour.
“Va a ser un Tour durísimo”, comienza cuando preguntamos por la gran ronda francesa. “Ya no hay días fáciles en las grandes vueltas. Por fortuna, tengo a Cancellara para la primera semana: con él es más fácil moverse dentro del pelotón”. ¿Quién es tu favorito a la victoria? “Quizá gane uno de los cuatro que todos pensamos. O quizá no”. Duda. “Diría Nibali… O tal vez Froome. Aunque el recorrido es muy bueno para Valverde y yo no estoy nada seguro de que Quintana vaya a pasar bien las primeras etapas. ¿Contador? Será difícil para él luchar con gente que viene fresca física y mentalmente. Pero, si alguien puede hacer el doblete, es él”.
¿Y tú, qué vas a hacer? Éste es el único punto en que se retrae. “Quiero ir día a día y dar lo mejor de mí mismo”, formula para no citar un número como el 6º lugar que ocupó en la general final de 2013. Su director deportivo, Alain Gallopin, cifró en CyclingPro “un top7”. Luca Guercilena, por su parte, apostó en rueda de prensa por “un top10 ó un top5, con suerte. Debe tener su propia estrategia y no mirar a los cuatro grandes. El equipo estará a su disposición”. Le apoyarán en la primera semana, y especialmente en el pavé, cuatro clasicómanos como Devolder, Cancellara, Rast e Irízar, con quien dice tener buen ‘feeling’. Bob Jungels será clave en la crono por equipos. En la montaña le acompañarán el discreto Didier, el experto Zubeldia y el ágil Arredondo.
Ante nosotros, tres semanas para disfrutar de mil historias; una de ellas, comprobar el potencial de Bauke Mollema.