Alberto Contador libró la quinta etapa de la Vuelta sin caídas. Ya es mucho, comparado con el pasado Tour. “Ha sido justo delante de mi y he podido saltar por encima de la pierna de un ciclista que estaba en el suelo para librar”, se felicitaba. “Ha sido una caída brutal, he tenido mucha suerte”.
Pero su equipo sí se vio azotado por los golpes, pues su compañero Robert Kiserlovski, quien se presupone que debe ser el hombre más fuerte en la montaña del Tinkoff para ayudar al madrileño, sí se ha visto involucrado en el choque. “Cruzo los dedos para que no sea que se ha roto la clavícula aunque tiene toda la pinta”, se temía Contador.
Kiserlovski cruzó la línea de meta y se fue directo al hospital para hacerse las pertinentes pruebas y descartar roturas. Subirse a la bicicleta y pedalear los metros que le faltaban para acabar la jornada antes de la caída ya fue, en sí una buena señal.
“Estos finales son peligrosos”, opinaba Contador, “antes había más tranquilidad en los días de transición, ahora se lucha cada segundo”. El Tinkoff también lo hizo en el final, cuando tomaron el mando para comandar el pelotón. “Tirábamos para evitar riesgos. Tenemos que luchar por la general y evitar riesgos. El equipo se ha portado de una manera extraordinaria. Estamos bien. Los kilómetros se van sumando y espero que sea a mi favor”.
