Robert Power, a sus 20 años, es una de las grandes promesas del ciclismo mundial. Espigado y con facilidad para la escalada, fue segundo en su debut en el Tour del Porvenir en 2014, con tan solo 19 primaveras, y este año se ha impuesto en el Giro del Valle de Aosta, una de las carreras para corredores sub23 más prestigiosas del mundo.
Todos los equipos del World Tour tenían el nombre de Robert apuntado en su agenda pero él, australiano y formado en las estructuras de base del país, optó, como no podía ser de otra manera, por firmar su primer contrato profesional con el Orica-GreenEdge. “Es uno de los talentos más increíbles que he visto en el ciclismo australiano en mucho, mucho tiempo. Sus resultados son impresionantes y son un claro indicativo de la inmensa clase que tiene”, relataba con admiración Matt White, uno de los directores del conjunto aussie.
Desgraciadamente, toda esta ilusión depositada en su figura, de golpe y de forma inesperado, ha sufrido un durísimo mazazo debido a una extrañísima lesión de rodilla que le provoca fuertes dolores cuando se enfrenta a un puerto. Peter Barnes, médico del Orica-GreenEdge, no salía de su asombro tras confirmarse el diagnóstico pues “llevo en la medicina deportiva 40 años y nunca había visto esta lesión. Aparece en los libros y en la letra pequeña, es una de esas cosas que nunca aparecerá en un examen porque es muy rara”, explicaba contrariado. Esta dolencia recibe el nombre de Síndrome de Edema de Médula Osea, similar a una contusión ósea pero sin relación con un traumatismo o incluso con el ciclismo. La causa de la lesión es desconocida y no tiene tratamiento.
Ante este panorama tan negativo y devastador, Barnes intentó poner algo de optimismo aclarando que “se puede recuperar pero obviamente la pregunta es ¿Cuándo?”. El médico establece un periodo de entre 4 meses y dos años de reposo para poder curarse por lo que el futuro próximo de Power es absolutamente incierto. Matt White, su futuro director deportivo, piensa que debido a su juventud esta lesión no debería ser un problema para que en uno, dos o tres años pueda volver a rendir al máximo nivel. “No sabemos cuándo volverá al ciclismo pero estamos seguros de que va a seguir adelante. Mientras tanto trabajaremos con él en otras áreas de su físico que le ayuden en el rendimiento sobre la bicicleta y que hubiera tenido en un segundo plano si no se hubiera producido la lesión”, concluía White.