Con los ojos colmados de agua. Medio lloroso. Joaquim Rodríguez emprendía el descenso de las escaleras del autobús donde se escondían el resto de sus compañeros de la selección española. Cabeza gacha. "Hemos fallado los corredores". Entorna el nostra culpa. "Valverde, Samuel y Óscar Freire tenían que haber entrado en el grupo, porque no se puede permitir que en un grupo de quince corredores haya solo un español cuando supestamente somos la segunda selección favorita".
Sin concesiones para nadie. Fallaron. Menos él. Llegó hasta donde pudo. Hasta el último kilómetro, donde Ballan asestó su golpe final. "He hecho todo lo que he podido", afirmaba. Lo hizo. Salió a todos los ataques. "Soñaba con que entrara Alejandro porque era la baza con la que pensaba que podíamos jugar y después aguantar a los tres italianos, para que no se marchara ninguno. Así, si entraban poder dejarles lo más cerca de meta posible, porque sabía que yo con Cunego, Rebellin y Ballan no podía hacer nada. Tenía que dejar que saltara uno porque no podía ir a por los tres".
Resumía que "contento no puedo estar, porque hemos perdido otro año". Explicaba también que "hemos tenido un pequeño problema con la radio, no sabía como iba la cosa, no tenía referencias. Pensaba que estaban a medio minuto y que Valverde hiciera un ataque desde el pelotón, como en la Lieja- Bastogne- Lieja y llegara, porque hubiera sido el favorito", se apenaba. "Yo estaba mirando para atrás y buscando a Alejandro porque lo veía claro, tal y como llegaba él y como era el recorrido".
Con todo, Purito ha firmado un gran Mundial en lo que a su actuación personal se refiere. "Me encuentro de maravilla, pero estoy triste. En el sprint no me veía con opción, porque me he dado mucha paliza, he llegado muerto. Cuando he visto la meta a falta de