“Con la supresión del último paso por el Cauberg esperamos tener una carrera más abierta, donde haya más posibles contendientes y en la que aquellos que ataquen tengan más opciones”, explica Leo Van Vliete, director de la Amstel Gold Race, que experimentará un drástico cambio en su recorrido con esta variación de cara a su próxima edición.
En los últimos 15 años hablar de la afamada clásica holandesa ha sido hacerlo también del Cauberg. El mítico muro de Valkenburg, que se incluyó en el tramo final de la prueba por primera vez en 2003, ha decidido desde entonces el nombre del vencedor con sus exigentes rampas edición tras edición. Una circunstancia que a su vez ha provocado que la carrera quede bloqueada hasta el último paso por él y que apenas se produzcan ataques de importancia antes de esos dos kilómetros finales. Por ello, y con la intención de restarle previsibilidad a la resolución, la organización ha tomado la decisión de eliminar el paso por el Cauberg que se da en la última vuelta de las tres que se darán a la zona sur de Limburgo.
Aun así, el Cauberg seguirá gozando de cierta relevancia en el recorrido pues se ascenderá en tres ocasiones, la última de ellas a 19 kilómetros del final, justo antes de afrontar el último paso por meta antes de afrontar el giro final en el que los muros de Geulhemmerberg y Bemelerberg, situados a 13 y 7 kilómetros de la conclusión respectivamente, serán los nuevos jueces.
