El excelso inicio de temporada que completó a sus 37 años, ganando la Vuelta a Andalucía, la Vuelta a Catalunya, la Vuelta al País Vasco, así como la Flecha Valona y la Liege-Bastogne-Liege, y su fulgurante recuperación tras destrozarse la rótula, pulverizando la previsión más optimista que se pudiera hacer, son los dos ejemplos que mejor representan la excepcionalidad de las cualidad físicas de Alejandro Valverde. Uno de los mejores clasicómanos de todos los tiempos, que a su vez ha subido al podio de las tres grandes vueltas y ha conquistado la ronda española. Un elegido, un corredor único, que arde en deseo por volver a ponerse un dorsal. “En el grupo de entrenamiento, que me conocen de siempre, me dicen que estoy tan fuerte como antes por lo menos. Y ya tengo ganas de comprobarlo en carrera. Estoy impaciente”, explica El Bala en una entrevista concedida a El País en la que detalla que “La pierna izquierda la tengo más fina aún que la derecha. Perdí masa muscular, pero la estoy recuperando”.
Y es que el proceso de recuperación de Valverde roza lo milagroso, pues tras partirse literalmente en dos la rodilla, en un margen inferior a los tres meses, ya hace “700 kilómetros semanales entrenando”. Unas cifras que permiten ser optimista con respecto a la posibilidad de que retome la competición donde la dejo: ganando. Eso sí, reconoce que tras una caída tan grave “ahora, cuando empiece a correr, un poco de miedo voy a pasar. Sobre todo, los días de lluvia”.
Una de las confesiones más llamativas que ha hecho Valverde es que en sus primeros años como profesional sufrió de “mucha inseguridad”. La estrella del Movistar Team desvela que “nunca la manifiestas hacia afuera, pero interiormente la tienes. Sobre todo en las cronos. Es lo que decía de ahora y antes. Ahora ya lo tengo casi todo hecho en el ciclismo y estoy casi terminando. Y corro sin miedo, sin presión, disfrutando... Como estoy bien de forma físicamente y no tengo miedo a fallar, hago movimientos arriesgados que antes no me atrevía y me la juego muchas veces y me sale. Y antes, siempre pensaba a ver si me voy a quedar, a ver si tal... Me atenazaba. Y este año todo me salía bien hasta que me caí”.
Con respecto al calendario que afrontara durante el curso 2018, el Bala explica que “con los fichajes que ha hecho el equipo este año, con Landa, con Nairo ahí... No quiero Tour. Creo que el año que viene lo que tengo que hacer es dedicarme más a hacer Giro, Vuelta y Mundial. El año que viene el Mundial sí que es duro, muy duro, en Austria (en Innsbruck)”. Y es que la idea de conquistar el arcoíris en un circuito perfecto para él, tras haber conseguido seis medallas entre plata y bronce en ediciones anteriores, es la que más le seduce. “Si Eusebio –Unzue- me dijera hazte tú el calendario, le diría, clásicas, Giro, Vuelta a España y Mundial. ¿Por qué? Ya me quedan pocas oportunidades para ganar el Mundial. Tengo seis medallas, pero de oro, ninguna. Y en Innsbruck es muy, muy duro. Y si todo va bien... Bueno, a ver qué tal me recupero de esto de la rodilla. Todo va bien por ahora, pero hasta que uno no empieza a correr y se ve ahí no sabe”.
Por último, comentó que no se plantea cambiar su residencia de Murcia a Andorra, Suiza o Mónaco, como han hecho otros corredores, para pagar menos impuestos. “Me ofrecieron ir a Andorra para pagar menos y no me gustó la idea. Prefiero estar dos años más corriendo y seguir en Murcia. Lo pago todo. Es una barbaridad, el cuarentaytantos por ciento, pero lo acepto”.