Hace menos de dos semanas, Jonathan Vaughters, manager del Cannondale-Drapac, anunciaba con euforia que Rigoberto Urán, su estrella y segundo clasificado en el último Tour de Francia, ampliaba su contrato por tres temporadas más con ellos. Los nubarrones ocasionados por la notable reducción que iba realizar Cannondale de su aportación económica de cara a 2018 parecían despejarse tras concretar un preacuerdo con un nuevo patrocinador, que mantendría el equipo en el World Tour.
Tristemente, el futuro de la escuadra del peculiar Vaughters se ha torcido en las últimas horas después de que este nuevo auspiciador haya decidido dar un paso atrás. “Hemos notificado a todos nuestros corredores y miembros del staff la incertidumbre que se cierne sobre nuestro futuro. Hemos recibido noticias desalentadoras sobre un nuevo socio que se iba a unir a nosotros en 2018. Sin el apoyo de este socio no podemos garantizar nuestra seguridad financiara y, por tanto, nuestra licencia World Tour para 2018”, ha desvelado la dirección del equipo en un comunicado en el que además añaden: “Queremos ser claros. Todos nuestros sponsors y socios (Cannondale, Drapac, Oath, POC…) mantienen su apoyo al equipo para 2018. Todos ellos han mantenido sus promesas, sin embargo sin un soporte financiera adicional los número simplemente no salen para la próxima temporada”.
La cantidad que necesitaría encontrar Vaughters para mantener con vida al equipo y completar el presupuesto se cifra en unos 7 millones de dólares. Rigoberto Urán, en un gesto que pone en relieve su compromiso y fidelidad con el actual Cannondale-Drapac, ha asegurado al equipo que esperará al menos dos semanas antes de comenzar a negociar con otras escuadras –Astana y Trek son las más interesadas- y que en caso de que logren una solución al complicado atolladero en el que se encuentran mantendrá el compromiso que había firmado hace apenas dos semanas. Un caballero el colombiano. Esperemos que Vaughters logre salir airoso de esta contrarreloj que ha comenzado desde ya.