El éxito que cosechó Philippe Gilbert el pasado domingo en la Amstel Gold Race tiene un doble valor: primero, por la importancia y calidad del propio triunfo, logrado ante algunos de los ciclistas más en forma del inicio de curso; y segundo, por haberlo conseguido aun arrastrando una pequeña lesión en el riñón fruto de una caída producida durante el transcurso de la propia prueba. “Cuando me caí, sentí dolor, pero una vez que volví a la bicicleta las cosas empezaron a ir cada vez mejor y el dolor desapareció. Una vez concluyó la carrera el dolor regresó y junto al doctor del equipo decidimos que lo mejor era ir al hospital para hacerme un chequeo. Afortunadamente no es nada serio y todo está bien y en una semana podré volver a entrenar de nuevo”, explica el propio corredor belga en referencia a su dolencia que le obligará a estar dos semanas sin tocar la bicicleta.
Gilbert, que partía junto a Valverde y Kwiatkowski como gran favorito para imponerse tanto en la Flecha Valona como en la Liege-Bastogne-Liege, se verá obligado a renunciar a ambas pruebas y al sueño de completar el triplete como ya hizo en 2011. “Es triste no poder competir en el resto de carrera de esta semana porque estoy en un gran estado de forma, pero nuestro equipo es fuerte y confió en que lograrán buenos resultados”, comentaba Gilbert, que tampoco podrá estar en el Giro, sin perder el optimismo pues asegurar que este 2017, en el que ha logrado el triunfo en el Tour de Flandes, Amstel Gold Race y Tres Días de la Panne, está siendo uno de sus mejores años. “Si miro atrás y veo todo lo que he logrado esta temporada me siento muy feliz. Estoy muy satisfecho de haber sido capaz de brillar tanto sobre los adoquines como en las Ardenas”.