El Tour de Francia no para de castigar a Alberto Contador. El pasado año tuvo que marcharse a casa después de sufrir dos duras caídas en la semana inicial, y este año, en 11 etapas, se ha ido al suelo en cuatro ocasiones. El pasado domingo, en la que era probablemente la jornada más exigente de la Grande Boucle, perdió más de cuatro minutos tras caerse en dos ocasiones; y hoy, en una jornada aparentemente tranquila, se ha visto involucrado en otros dos enganchones. “Ha sido un día complicado. Nunca sabes cómo van a ir las cosas y nos hemos ido al suelo. No creo en la mala suerte, pero este Tour me está poniendo al límite psicológicamente. Aun así, no me voy a dar por vencido”, ha comentado en línea de meta.
El primero de los dos incidentes en los que se ha visto involucrado se produjo en el avituallamiento, donde no sufrió golpes de consideración; pero la segunda caída, cuando apenas restaban 20 kilómetros para el final, sí que se ha saldado con un fuerte impacto. “Tengo la cadera tocada y eso me complica mucho las cosas para los Pirineos, pero no me voy a venir abajo. Cuando las cosas vienen a contrapié hay que ser más fuerte y tener más determinación. Tendré que esperar a los Alpes, pero la moral siempre la tengo alta”, ha explicado Alberto Contador antes de encarar mañana una de las jornadas más decisivas del Tour de Francia: 215 kilómetros entre Pau y Peyragudes en los que tendrá que afrontar la escalada al Col de Mente, el Port de Bales y el Col del Peyresourde.