Día de restañar heridas para Mikel Landa tras la caída camino de Roubaix y las duras etapas alpinas. El alavés de Movistar Team reconocía en la meta de Valence, al finalizar la 13ª etapa, haberse encontrado "un poco mejor" de las molestias en la espalda que le han impedido pedalear con normalidad y alcanzar su mejor rendimiento en las últimas jornadas en los Alpes. "Estoy un poco mejor que en Alpe d'Huez. Ha sido un día que se ha ido más rápido pero ha sido más favorable, aunque sigo teniendo molestias y de haber tenido que subir algún puerto hubiese sufrido también", ha explicado.
No obstante ha manifestado su deseo de "tener completamente olvidada la espalda" para la etapa de este sábado en el aeródromo de Mende y confía en que su mejoría de los dolores tras la caída que sufrió camino de Roubaix en la novena etapa sigan remitiendo. "Será un día complicado con un final duro que no se adapta mal a mis características. Veremos cómo va la carrera", ha añadido.
Landa, sexto en la general a 3.13 del británico Geraint Thomas, no tira, ni mucho menos, la toalla. "Aún estando mal de la espalda no estoy muy lejos de los favoritos, y eso me da motivos para seguir luchando. Ojalá en Pirineos estemos mejor y que la afición ayude". Landa, quien ha recibido tratamiento con el osteópata y la máquina Indiba Activ, espera "estar ahí" en la jornada de mañana en Mende "para aprovechar cualquier oportunidad si falla alguno".
Sobre el comportamiento de algunos aficionados en el ascenso al Alpe D'Huez, Landa comentó que a él la gente no le molesta, pero sí el uso de bengalas.
"Las bengalas nos afectan mucho porque te entra el humo por la garganta y resulta incómodo". Landa tiene en mente la etapa corta de los Pirineos, de 68 kilómetros, "con un último puerto durísimo, tanto como Alpe D'Huez, etapa que será casi como una crono".