Debo confesaros que, de las entrevistas largas que publicamos mes a mes en Ciclismo a fondo, la parte que más me gusta es la del principio. El titular, la entradilla y ese primer párrafo antes de las preguntas y respuestas es el único espacio del que me adueño, antes de empezar a transcribir la entrevista. Unas pocas líneas para contar algún detalle de la charla, alguna anécdota surgida antes o durante el encuentro o alguna historia en particular que destacar. Es siempre la parte que dejo para el final, aunque la tenga clara incluso desde el momento en que hacemos la entrevista y antes incluso de ponerme a escribir.
Xabier Zandio no será uno de esos ciclistas recordados por sus muchas victorias. De hecho, solo dos adornar su palmarés, la Vuelta a Burgos del 2008 y la Clásica de los Puertos en 2005. Sus acciones heroicas se hacían por detrás, en el trabajo sucio que nadie ve y también fuera de la carretera, con su eterna sonrisa capaz de levantar el ánimo a cualquiera que estuviese deprimido por un mal resultado.
Por eso será recordado siempre. Por su positivismo y su alegría constante. Ese mismo optimismo que le llevó a hacer las maletas hace unos años y marcharse a Santiago de Compostela junto a toda su familia en busca de un tratamiento para sus hijos. ¿Si se entrega completamente para los demás cómo no lo iba a hacer para sus jefes de filas, Ainhoa, Iosu y June?
También debo confesaros que, de estas entrevistas largas, la parte que más odio es la de recortar. Cuando tengo que coger las tijeras y ajustar el número de palabras para que entren en las páginas. Y, con lo extrovertido del carácter de Xabi, podéis imaginaros que la charla se extendió y hubo que recortar bastante.
- Tengo muchos amigos que he hecho gracias a la bici. Cuando ellos lo han ido dejando, como yo seguía en la rutina de los viajes y el entrenamiento he perdido mucho el contacto. Ahora me toca a mi. Ahora, por ejemplo tú y yo, Ainara…
- ¿Nos veremos menos?
- Claro, ya no nos veremos tanto
Ésta fue una de las partes que tuve que suprimir para ajustar el texto y que, os confieso, me dejó helado el corazón. Escucharlo de su boca, mientras hablábamos fue sentir algo así como cuando un familiar se marcha lejos.
Pero después de 16 temporadas como profesional, era ya la hora de dejarlo. Xabi lo sabía. Él dice que no es una especie en extinción, que aún quedan gregarios tan entregados como él (a parte de su gran amigo Imanol Erviti), de lo que no piensan en el resultado personal y sí en el equipo. Yo creo que uno como él, como ciclista y como persona, difícilmente tendremos la suerte de volver a compartir.
Desde aquí solo me queda desearle suerte, pedirle que no se vaya muy lejos y agradecerle cada gesto, empeño y respeto que siempre ha tenido por nosotros, los periodistas, y su buen trato con todos. Que disfrute de la entrevista y que le guste, especialmente el espacio reservado para algunos de sus compañeros y amigos a lo largo de toda su carrera. Erviti, David López, Juanjo Oroz, Patxi Vila…dejando alguna que otra curiosa anécdota de las que también he disfrutado muchísimo recogiendo junto a ellos. Ellos, como tantos dentro del pelotón, que también pueden llamarle así. Amigo Xabi.
Mi último pequeño homenaje es éste. 12 años separan a estas dos imágenes. Y que sigan pasando para ambos Xabi, pero siempre dentro de la familia ciclista.
