Estos días se disputa el Mundial de Ciclismo en Qatar, sí en Qatar. El pasado fin de semana tenía lugar la Contrarreloj por Equipos, una modalidad apasionante. No solo te quedas pegado al televisor por las novedades de material que utilizan los equipos, también por la compenetración y sincronización de los corredores.
Eso sí, faltaba algo, lo estaba disfrutando pero me faltaba un componente esencial… el público. Los chalecos de hielo, incluso ventiladores, estaban a la orden del día en los box de las formaciones. Los auxiliares a la carrera para que a los ciclistas no les faltara de nada, al menos antes de salir. Las temperaturas altas, en algún momento podemos pensar que parecidas a las que un pelotón puede tener en cualquier etapa del Tour en el mes de julio o en una etapa andaluza de la Vuelta a España. Pero allí la sensación de calor aumenta, es distinta, es única. Valientes, como siempre, los ciclistas dispuestos a dar el máximo, a olvidar por momentos el escenario. En sus cabezas, además de los cascos aerodinámicos, solo un pensamiento: dar el máximo sobre sus “cabras”.
El duelo estaba servido, dos equipos por encima del resto, aunque en ciclismo y menos en Qatar nada es previsible. A priori BMC y Etixx eran las dos formaciones más potentes en esta disciplina. Sus especialistas, los de mayor envergadura viajaban días antes a Doha para aclimatarse lo mejor posible. Detrás de todos ellos hay mucho trabajo y concentraciones conjuntas para potenciar la confianza, esa que hay que tener entre compañeros. Oss, Dennis, Küng, Phinney, Quinziato y Rosskopf los ciclistas de BMC, los actuales Campeones del Mundo de la modalidad, dispuestos a defenderla, dispuestos a seguir subiendo las escaleras del podio, esas que llevan a lo más alto.
En Etixx Jungels, Kittel, Lampaert, Tony Martin, Terpstra y Julien Vermote dispuestos a revalidar su título tres años después. Sus nombres lo dicen todo, son auténticas maquinas de mover vatios, muchos de ellos han demostrado ser especialistas a nivel individual en contrarreloj. Sin ir más lejos mi buen amigo Manuel Quinziato, mi hermano como nos solemos llamar, se proclamaba Campeón de Italia en los pasados nacionales. Viajó con mucha ilusión al Tour de Polonia, tenía ganas de estrenar y lucir su flamante “buzo” con los colores de la bandera de sus país. En la etapa anterior a la crono se veía involucrado en una montonera y tenía que abandonar con un fuerte dolor en su hombro. En ese momento demasiados pensamientos y emociones por su cabeza, pero sobretodo el mundial de Doha.
Cuando sufres una caída no sabes que consecuencias puede traer, pero tu única preocupación es poder estar sobre el sillín lo antes posible y más si tienes una cita importante no demasiado lejos. Algo que he aprendido de Manuel es su positividad para todo, su lenguaje y sus acciones hacen ver o pensar que los problemas tienen solución y sobretodo que de nosotros depende como afrontarlos. “Nada es permanente, esto también va a pasar”, contestaba a los ánimos enviados por su equipo. Su hombro derecho sufría dos pequeñas fracturas y algún ligamento estaba tocado. Comenzaba a trabajar, había que estar en Doha, había que llegar. Caminatas en pleno verano de hasta 19km por Madrid, rodillo con inventos para no mover el hombro, sesiones interminables con fisioterapeuta… todo valía si el cuerpo seguía trabajando. Recuerdo que me escribió para decirme “Pasa, mañana salgo por primera vez después de caída al carril”. Quise y pude estar, aquel día mi trabajo me permitía poder rodar un tiempo con él. El primer día que sales a carretera después de una lesión estás lleno de miedos, te viene una y otra vez a la cabeza el dolor, a veces notas pinchazos en la zona y son provocados por tu mente, por la memoria. Lo mejor es ir acompañado y distraído, te hace pensar menos.
Estaba recuperado, estaba con una sonrisa durante todo el entrenamiento, no se le borraba, Doha era posible. Ilusión intacta, había ganado sus últimas seis contrarrelojs por equipos con BMC en los últimos dos años. El y su equipo dieron el máximo, todo, pero a veces eso no es suficiente para vencer. Es la decepción del campeón, el saber que solo sirve la victoria aunque un enorme Etixx haya sido el que te destrone por solo 11 segundos. Pero por otro lado la satisfacción de haber sido la mejor versión posible bajo ese asfixiante calor. “Enhorabuena a los chicos de Etixx, han sido muy fuertes”, la deportividad y caballerosidad no se olvida fácilmente en un tipo como Manu. Sube las escaleras con el resto de sus compañeros, esta vez no hasta el piso de arriba, pero todos juntos y unidos como un gran equipo. Mañana correrá la Contrarreloj individual con la ilusión de un joven neoprofesional,como era en aquella ocasión en 2002, hace 14 años en Zolder. Sonreirá durante todo el día, está contento por estar ahí representando a su país, con su hombro recuperado. Horas antes su rostro cambiará, concentración máxima, hay que pedalear hermano, con fuerza, como tú sabes, como lo haces cada día para animarnos a los demás, pase lo que pase.
Luis Pasamontes
@pasamontesluis