Seguro que en cualquier salida del domingo, si tienes la desgracia de formar parte de alguna grupeta de las que van de carreras a estas alturas del año, sobrepasas un punto dónde notas que te escuecen las piernas y sientes como si te estuviesen estrujando los cuadriceps por dentro. No es otra cosa sino que has sobrepasado tu umbral anaeróbico y se ha cerrado la entrada de oxígeno a todos los "habitantes" que se encuentran dentro de tus piernas. En este artículo te mostramos qué está sucediendo y cómo deberás entrenar en un futuro, todavía lejano, este tipo de situaciones.
TODO SOBRE LA RESISTENCIA ANAERÓBICA