La edición de 2016 siempre será recordada como una de las más exigentes de la historia de la Quebrantahuesos. La lluvia y el frío se combinaron para incrementar de forma notable la dificultad de un recorrido ya suficientemente duro de por sí.
La bajada del Somport, el primer puerto al que tuvieron que enfrentarse los miles y miles de participantes, obligo a muchos inscritos a dejar a la marcha dada la imposibilidad de sacar el frío de sus huesos. El prolongado ascensión al Marie Blanque trajo consigo una cierta mejora del clima, lo que provocó una mejora del ánimo en la segunda mitad del recorrido que se puede apreciar en algunas de las más de 3.000 fotos que os mostramos en nuestras 11 galerías.
El Portalet sería el último puerto de entidad del día, al que acompañó una fina lluvia en su comienzo y un final de agua nieve que contribuyó a la épica de una edición inolvidable para todos aquellos que lograron cruzar la línea de meta. Los últimos kilómetros, ya de nuevo en territorio español, pudieron realizarse sobre asfalto seco y bajo cielos despejados.
