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Pese a ser una empresa joven, desde 1994 BMC ha trabajado en sus bicis con la innovación como primer pilar, donde el rigor en la ejecución de todos sus productos les ha hecho ganarse el beneplácito de muchos de los usuarios más exigentes del mundo. No tener ninguna idea preconcebida a la hora de mejorar sus bicis, es lo que realmente les ha dado un aura de marca alternativa, muy bien considerada incluso por las marcas que dirigen las tendencias del mercado. Siempre se han caracterizado por presentar cada año unas colecciones de bicis espectaculares, con unas soluciones técnicas bastante originales, eficaces en su propósito y distintas a lo visto en el resto de marcas, como bien pueda ser su Skeleton Concept que tanta buena reputación les dio en sus comienzos. Numerosos galardones internaciones por sus diseños y múltiples innovaciones incluso en la aplicación de materiales, todo para lograr siempre bicis de competición, para presentar su última genial creación, la bici de su equipo: Teammachine SLR01.
Perfeccionistas
Quien adquiere una BMC como esta Teammachine SLR 01 sabe, o debería de saberlo para disfrutarla al máximo, que está montando sobre una bici que va más allá de la obvia calidad que sugiere su presencia. BMC trabaja con las tecnologías de diseño y compuestos más avanzados, pero lo más importante es que tratan cada unidad como la bici más importante, indistintamente de que la bici sea para ti o para Cadel Evans. Una exquisitez y precisión tal que no es de extrañar que todos los topes y punteras sean full carbon, que cada pieza encaje con minuciosa precisión y que cualquier grupo que se instale, funcione con tanta suavidad y precisión que en muy pocas bicis del mercado podrás encontrar. Eso es una BMC y más aun esta joya SLR01, una bici con matricula de honor en cualquier valoración de rendimiento, que va más allá con la búsqueda de la identidad propia en diseño y de la excelencia en todo lo que lleve su sello.
Un trabajo muy duro
Con la SLR01 han priorizado las necesidades de un corredor profesional por este orden: máximo rendimiento, ligereza y confort. Han trabajado el diseño de cada zona crítica de forma aislada y luego han homogeneizado el conjunto. Su soberbio pedalier BB30 es rígido como una piedra, igual que el bloque delantero de la horquilla y la pipa de dirección. Al pisar fuerte las bielas tirando a tope del manillar, ambas áreas responden con implacable dureza, por lo que todas las fuerzas confluyen precisamente en el punto de unión del tubo horizontal y el vertical. Gracias a su diseño ISC, en forma de escuadra entre ambos tubos, da continuidad a esa rigidez para que la bici salga disparada como una bala. El tren trasero también justifica esta velocidad con la baja línea de apoyo de los tirantes. Esto compacta radicalmente la superficie de torsión y eso, aunque visualmente resulte poco habitual, es de una efectividad total.
Rendimiento total
Han resuelto la cuestión del confort de una manera ingeniosa. Con el diseño TCC (Tuned Compliance Concept) la horquilla y los tirantes se comprimen, al tiempo que la tija flexa con un ligero retroceso. Para la horquilla y los tirantes, la teoría dirá una cosa, pero la práctica muestra que aunque su carbono es razonablemente absorbente, es muy rígido en todas las condiciones. Tampoco supone mucho problema, ya que la tija se encarga de domar tanto carácter. Con un diseño de sección cuadrada, la tija encaja a la perfección dentro del cuadro, que tiene la misma sección. Una varilla recorre el interior de la tija desde el cabezal hasta un expansor de media cuña en el extremo, que a su vez es un elastómero. Además de que su fijación es impresionantemente sencilla y rápida (un cuarto de giro de llave) su estructura cuadrada genera una agradable flexión trasera y el elastómero neutraliza bastante las vibraciones del asfalto. ¿El peso? Con las duras ruedas de aluminio Easton EA90 SLX se detiene en los 6.455g... imagina cómo quedaría con ruedas del estilo de una Zipp 202 o unas Lightweight.
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