La disciplina del barro es sin duda alguna una de las actividades más adictivas que se pueden practicar sobre una bicicleta. 60 minutos de intensidad total en circuitos cada vez más ratoneros en los que prima una excelente técnica a la hora de trazar curvas y una gran capacidad para acelerar una y otra vez con fuerza para recuperar la velocidad perdida. Competir con una bici que sea capaz de facilitarnos el trabajo es algo que siempre es de agradecer y quién mejor para fijar las líneas maestras de cómo ha de ser una máquina de ciclocross que el mítico Sven Nys, en la actualidad embajador de la firma de Waterloo y director del equipo Telenet Baloise que acoge a corredores de la talla de Toon Aerts o Lars Van der Haar, además de, por supuesto, emplear como arma esta Trek Boone que también nosotros hemos podido disfrutar durante unas semanas. Solidez y suavidad Partiendo de su afamado carbono OCLV, en concreto la Serie 600, el segundo nivel tras el ultrarrígido 700 que se emplea en sus topes de gama de carretera, Trek ha diseñado una bici de aspecto clásico. Las apariencias engañan y un vistazo en profundidad delata detalles como el generoso diámetro de sus tubos, destinado a lograr el máximo nivel de rigidez, o la utilización, tanto en el tubo de sillín como en la dirección, del sistema IsoSpeed. Os recordamos que se trata de un mecanismo de absorción que Trek introdujo en su gran fondo de carretera, Domane, para desde ahí desplegarlo al resto de la gama, encontrándolo en modelos de BTT o incluso en su aerodinámica Madone. Su funcionamiento se basa en aislar el tubo del sillín del resto del cuadro al que sólo se une por un pequeño casquillo que permite un punto de rotación. La flexión del tubo del sillín sobre este punto es la que amortigua el impacto de los baches. Un efecto que se replica en el tubo de la horquilla, cuyo rodamiento superior va colocado sobre una rótula que posibilita la misma flexion. Al contrario que en las Domane y Madone, en esta bici la elasticidad del sistema no es ajustable ya que se trata de tener un punto extra de comodidad pero sin perder la sencillez de diseño y líneas limpias. De hecho, el triángulo principal es espacioso, como corresponde a una bicicleta de ciclocross, para permitirnos cargarla al hombro con facilidad, aunque hubiéramos agradecido una porción más plana en la zona del IsoSpeed para apoyarla con más comodidad. El apartado de la absorción se redondea con el manillar IsoCore en el que la disposición continua de las fibras de carbono que lo componen ayuda a disipar las vibraciones que llegan hasta él, reduciendo la fatiga en los brazos. LUJO ELECTRÓNICO. La rapidez en los cambios y la total precisión del Force AXS se agradecen en una disciplina tan adrenalínica como el ciclocross. COMODIDAD SIN COMPROMISO. Trek sigue confiando en su sistema IsoSpeed para filtrar los impactos sin que esto repercuta en una pérdida de rigidez. QUITA Y PON. El portabidón utiliza el anclaje rápido Quick Connect que nos permite llevarlo mientras reconocemos el circuito y retirarlo para la carrera. De primera A este diseño limpio contribuye el grupo inalámbrico SRAM Force eTap AXS, que en su versión monoplato muestra el mismo funcionamiento rápido y preciso que hemos disfrutado en su hermano mayor Red. A lo largo de la prueba, el cambio trasero ha mantenido la cadena firme en su posición gracias al sistema de amortiguación Orbit ubicado en el punto de giro de su pata, por lo que no hemos sufrido ninguna salida de cadena a pesar de hacer el bruto. En cualquier caso, como medida extra de seguridad, Trek incorpora un pequeño guiacadenas fijado a la parte inferior del tubo de sillín. El desarrollo elegido, 40 dientes en el plato combinados con un casete 10-33, nos proporciona desarrollo de sobra para casi cualquier condición que podamos encontrar en carrera -si necesitamos algo más blando quizás nos rente más echarnos la bici al hombro en ese tramo-. Completan el grupo sus frenos de disco, donde nuevamente tenemos que destacar la facilidad para modificar el tacto a nuestro gusto actuando con una llave allen de 5 mm sobre los diales de ajuste en la parte superior de las manetas. Nos ha sorprendido encontrar discos de 160 mm cuando el truco en ciclocross es retener la bici lo menos posible con frenadas de corta duración que nos eviten fuertes aceleraciones. De hecho, SRAM mantiene en catálogo la medida de 140 mm precisamente dirigida a un uso exclusivo en esta disciplina. Concluimos el repaso a su montaje con las ruedas, otro elemento esencial para lograr el máximo rendimiento en carrera. Las Bontrager Paradigm Elite 25 son un modelo sencillo, de montaje clásico pero con una calidad de construcción que las hará aguantar el trato duro de la competición sin rechistar. Son compatibles con sistema tubeless, aunque de serie no se incluye el fondo de llanta estanco que debemos adquirir por separado. Aparte, las cubiertas CX3 Team Issue no son compatibles con el uso sin cámara, por lo que nos tocará sustituirlas si queremos usarlas de este modo. Este detalle supone una limitación a la hora de obtener el mejor rendimiento, ya que nos impide reducir la presión todo lo que necesitaríamos para lograr el máximo agarre en curva. En cualquier caso, se trata de unas cubiertas de taco bastante alto, lo que las convierte en apropiadas para terreno blando, aunque la ausencia de lluvias nos ha impedido corroborarlo. Sobre superficie seca y compacta obligan a hilar muy fino en las curvas y no proporcionan toda la tracción deseable en cuanto la subida adquiere cierta pendiente. Devora curvas Probar esta Boone ha sido una de las experiencias más divertidas de los últimos meses. Llevar una bici que te incita continuamente a ponerte de pie y acelerar, y que se encuentra más cómoda inclinada que en línea recta, nos hace buscar instintivamente los caminos más ratoneros que conocemos en nuestras zonas habituales. Un terreno que habitualmente recorremos con nuestra bici gravel y que con esta bici adquiere una nueva dimensión que nos hace cambiar ese chip de pedaleo en modo ruta a ponernos el cuchillo entre los dientes y mantener el pulsómetro marcando cifras cerca de la zona anaeróbica. Resulta superfácil moverla y llevarla por la trazada que elijamos. Encarar un sendero revirado se convierte en una especie de videojuego en el que cambiar la bici de inclinación de un lado a otro es cuestión de un mínimo gesto. Incluso en nuestros desplazamientos a diario por la ciudad nos ha hecho sacar ese gusanillo deportivo, acelerando con fuerza a la salida de los semáforos o atacando los cruces y rotondas sin apenas utilizar el freno. Los apasionados del ciclocross tienen en la Boone una perfecta aliada para sacar a relucir en los circuitos todo lo que han entrenado.