Tradición e innovación, conceptos que pueden parecer antagónicos, pero que si se saben conjugar en equilibrio acercan a uno al éxito. La Prueba Cicloturista Vitoria del 2015 ha sido distinta, conservando sus señas de identidad, introdujo notable variaciones tanto en el recorrido como en el desarrollo de la prueba. Se acortó el recorrido en casi 35 kilómetros respecto a ediciones pasadas y buscando un mejor control y un aumento en la seguridad se realizaron una serie de neutralizaciones que contribuyeron a un desarrollo más equilibrado de la marcha.
Vitoria–Gasteiz, recibía a los cicloturistas con cielo cubierto y 14º, condiciones más que agradables para la práctica de la bicicleta. A las 8 de la mañana se procedía a dar la salida. Jesús Ibisate Remón, socio nº1 y máximo responsable de esta prueba desde sus orígenes, junto con Ángel Bara Claver, organizador de la Vuelta Cicloturista Gran Canaria – Costa Mogán, realizaban el corte de cinta oficial. La Prueba estaba en marcha.
Pelotón agrupado y rodar cómodo. Así transcurrían los primeros kilómetros. Al control de avituallamiento de Etxarri – Aranaz (km. 59), llegaban parcticamente los 247 participantes agrupados. Poco después se afrontaba la primera dificultad montañosa de la jornada: El Alto de Lizarraga. Aquí la niebla se apoderó de la cima, impidiendo disfrutar a los participantes de las esplendidas vistas que ofrece esta ascensión. Una pena. En el descenso, el astro rey se quiso unir a la Prueba y ya no la dejó hasta la meta.
En los frontones de la localidad navarra de Abarzuza, estaba situado el primer punto de control de avituallamiento líquido y sólido. Era el momento de sellar, recuperar fuerzas y también del “ocio” y la fortuna. Entre todos los participantes se sorteó de una estancia durante un fin de semana en el Hotel Milagros Golf en la localidad cántabra de Mogro, por gentileza de Viajes Arana, que recayó en el cicloturista vasco Néstor Cerain Fernández de Larrinoa.
Tras estos actos, los cicloturistas continuaron camino hacia Laguardia donde estaba situado el segundo control de avituallamiento completo, pero su discurrir no fue sencillo ya que en el sendero tuvieron que superar los altos de Kodés y Lapoblación.
Ya en territorio de la Rioja Alavesa, en las instalaciones de Bodegas Primicia, tenía lugar el segundo gran receso de la jornada. En grupos pequeños y cada vez más espaciados iban llegando los cicloturistas. Era el kilómetro 165, se había cubierto gran parte de la prueba pero todavía quedaba lo más duro y las fuerzas cada vez eran menos, por ello descansar y recuperar energías se hizo más necesario que nunca.
Con las fuerzas bastante justas se afrontaba el último tramo. En la mente de todos ellos estaban las duras rampas de Herrera, era el momento de regular, de meter todo el desarrollo, de exprimirse la máximo y agotar casi las últimas reservas. Desde la cima riojana - alavesa se divisaba Vitoria - Gasteiz, pero aún quedaba la trampita del Alto de Zaldiaran.
Los frontones de Mendizorroza en Vitoria -Gasteiz, recibían a los supervivientes. 215 kilómetros, 59.000 pedaladas y unas cuantas horas después, se llegaba al punto de partida, pero en este caso era el final.
La recompensa material, por llegar hasta aquí: una reconfortante ducha, un agradable avituallamiento, una botella de Rioja, productos de higiene personal Lea y un culote ciclista. La recompensa personal inmaterial se esbozaba en el rostro de cada participante.
La Prueba Cicloturista Vitoria del 2015, ya es historia, pero muchas de las nuevas formulas de esta edición se volverán aplicar en el futuro, para permitir que esta clásica marcha vasca siga siendo una de las grandes del cicloturismo nacional.