El proyecto forma parte de un plan europeo dirigido a mejorar la comunicación entre grandes ciudades y con la pretensión de retirar unos 50.000 automóviles diarios del asfalto, tras la presentación de un estudio en el que se confirmaba que el desplazamiento medio en vehículos motorizados en muchas regiones del centro y norte de Europa estaba en torno a los seis kilómetros de recorrido total, una distancia asumible por la mayoría de las personas que pedaleen sobre una bicicleta de manera cotidiana. Además de Alemania, también Dinamarca y los Países bajos están desarrollando un plan de autopistas para bicicletas similar.
Aprovechamiento de infraestructuras
Con esta nueva autopista se unirán 10 ciudades occidentales alemanas, entre las que se encuentran Duisburg, Bochum y Hamm y cuatro universidades, para lo que se van a aprovechar las explanaciones de algunas vías de ferrocarril ya en desuso de la región industrial del Ruhr. En el estudio de viabilidad de este plan tan ambicioso, pesaba de manera relevante el que más de dos millones de personas viven a una distancia aproximada de dos kilómetros de la ruta y podrían utilizar diferentes secciones para sus desplazamientos diarios.
También se está planificando una ruta de 15 kilómetros que conecte en bicicleta el centro financiero de Frankfurt y otra de 30 kilómetros al sur de Darmstadt. La capital bávara, Múnich, también ha puesto en marcha otro proyecto para construir una ruta de 15 kilómetros, en sus barriadas del norte, y Núremberg ha puesto en marcha un estudio de viabilidad sobre una autopista ciclista que conecte con cuatro ciudades cercanas.
Nuevas y recicladas
Entre las nuevas rutas exclusivas para bicicleta, hay algunas que corresponden a trazados ya existentes pero que, con el paso del tiempo, han sufrido el deterioro notable, bien por la aparición de raíces entre el asfalto o por la degradación natural del firme. Aprovechando la actuación para su rejuvenecimiento, se dotará de doble vía a todos estos trazados, al tiempo que se trabajará en una señalización específica para evitar que se confundan con itinerarios pedestres o vías auxiliares. En todos los casos, el ancho mínimo de las calzadas será de 4 metros, existe ya un plan de limpieza invernal de la calzada (hielo, nieve…), todos los recorridos estarán iluminados cuando las condiciones lo requieran y en cruces, incorporaciones e intersecciones, se aplicarán soluciones urbanísticas que incluirán tramos de adelantamiento, pasos elevados, túneles o puentes, para que el ciclista disponga de un camino libre de dificultades para su desplazamiento.
El tramo completo de los 100 kilómetros de autopista ciclista tiene un coste presupuestado de 180 millones de euros y la factura se compartirá con la Unión Europea (50%), el estado de Renania del Norte-Westfalia (30 %) y el RVR (20 % restante).
¿Si realmente la UE asume un porcentaje tan alto de la financiación de estas acciones, a qué esperan nuestros políticos para presentar planes similares para mejorar la movilidad en nuestras grandes ciudades favoreciendo la utilización de la bicicleta?