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Tras el éxito de participación de la primera edición de esta marcha por los puertos de la sierra de Madrid, en su segunda convocatoria, los responsables de la RFEC tomaron buena nota de los aspectos organizativos que necesitaban mejorarse y así lo han hecho, aunque la adversidades climatológicas no han permitido que muchos cicloturistas pudieran comprobarlo.
Un enemigo improvisado
Lluvia, mucha lluvia, Madrid en alerta meteorológica amarilla. La Guardia Civil de
Tráfico no quería que se celebrase la marcha, pero la perseverancia de Antonio Gonzalez, el
presidente de la Comisión de Cicloturismo logró que, a regañadientes, se diera
la salida con 15 minutos de retraso. A posteriori, la Guardia Civil, han
cumplido de forma ejemplar con su trabajo. Al llegar a Cerceda, los
responsables del avituallamiento que esperaban en Cotos, avisan para que no se
subieran los puertos: 3 grados en las cumbres, viento y muchísima lluvia. Sobre
la marcha se cambia el recorrido, desviándose el pelotón por Manzanares y Soto
del Real: en total 90
kilómetros, con 650 metros de desnivel
acumulados, sobre los 150 previstos en el trazado original. No se podía hacer
mucho más.
Al amanecer un día nefasto en Madrid, más de 100 participantes de los 250
preinscritos, no se han presentado y, lo peor, antes de darse la salida, cuando
ha comenzado a llover, se ha ido mucha gente que habían venido a hacer la
marcha: el pelotón ha sido de menos de 60 cicloturistas.
Acierto organizativo
La organización ha mejorado mucho respecto a la del año pasado. La Unión Ciclista San
Sebastián de los Reyes se ha volcado con la marcha, las infraestructuras han
sido muy buenas, incluso se ha contado con la colaboración del speaker Juan Mari Guajardo, el mismo
que se ocupa del micro de la Vuelta a España. Al ser un pelotón tan pequeño la
marcha ha discurrido en un pelotón totalmente compacto, en el que reinaba un
ambiente completamente familiar.
Como ya sucedió en la pasada edición, Macario, a través del servicio de Asistencia Neutra Shimano, se ha volcado con esta marcha, ofreciendo un servicio mecánico de auténtico lujo.
También Fiat ha apostado por esta marcha, cediendo vehículos para poder dar cobertura al transporte de avituallamientos y organizadores.
El avituallamiento se llevó a cabo en el polideportivo de Soto del Real, todo perfecto, con fruta, bebida fresca (no era algo que preocupase a nadie) y pasteles a mansalva. El regreso se hizo de manera ordenada hasta el Recinto Ferial de San Sebastián de los Reyes, donde, de la mano del presidente de la RFEC, Juan Carlos Castaño, y del Alcalde de San Sebastián de los Reyes, Manuel Ángel Fernández, se entregarían los trofeos clásicos: al cicloturista más joven, al más veterano, al que acudía desde más lejos, al club más numeroso?
Pero lo mejor estaba por llegar: la comida. A los 5 minutos
de llegar a la línea de meta, la lluvia arreció, caía el agua a cubos. La
organización disponía de una carpa comedor y allí se sirvieron aperitivos,
bebidas de todo tipo y una paella recien hecha. Si tenéis en cuenta que se
pagaban 10 euros, que regalaban un polo bordado (muy bonito, por cierto), y que
el avituallamiento era fabuloso... merece la pena plantearla en el calendario del
año próximo.
El año pasado por estas fechas comentamos que le daríamos un voto de confianza a esta marcha para que mejorase: ha merecido la pena porque la mejora ha sido patente, y ya están trabajando para que la del año que viene sea mejor todavía. Si la RFEC lograse que, al menos, una actividad que ellos apadrinan directamente se conviertiese en un nexo de unión entre los cicloturistas, estarían en vías de justificar una parte muy importante del dinero que se paga por la licencia. Os recordamos que, si se logran los patrocinios suficientes, esta marcha pretende ser gratis para todos los federados.