A las 8:00 de la mañana, siguiendo el horario previsto, con una temperatura agradable para la fecha, aunque con un ambiente humedo, debido en parte a la lluvia del día anterior, lo cual provocó alguna caída por deslizamiento en el tramo urbano y en la bajada de Collsacreu, se dio la salida a la primera edición de esta marcha que, a la vista de la calidad del recorrido y de la acogida de los cicloturistas, promete abrirse un hueco fijo en el calendario de cada temporada.
Con una ruta larga, de 140 km, y corta, de 104 km, el plato fuerte era la ascension al macizo del Montseny con 18 kilómetros de longitud hasta Santa Fe, sin desmerecer las dos vertientes del Collsacreu y para la larga la exigente subida de Orrius y la zona de Dosrius.
La organización tenía preparada una sorpresa al más puro estilo italiano, con un trayecto de tierra entre Gualba y Campins, pero el Servicio Catalán de Transito desaconsejó la ruta por la densidad de tráfico existente hasta llegar a la zona.
A su vez también les sugirieron sustituir premios competitivos por otros que no lo fueran, como detalle al cicloturista más lejano, al grupo más numeroso, al de más edad, al más joven, etc.
Aun así se podían marcar los tiempos con chip y es digno de mencion el hecho de que la alfombra de paso final estuviera en el Alto de Collsacreu.
De esta manera los participantes ya no debían correr riesgos en la bajada, pudiendo disfrutar de la misma y de sus ingeniosas curvas y trazado.
Y ya en Arenys de Munt, se disponía de duchas en el Pabellón Municipal y un ágape, con pasta y cerveza, en la zona de la llegada, donde se realizó la entrega de trofeos y el sorteo de una bicicleta Pinarello FP2.
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