En Ciclismo a Fondo no somos partidarios de dar noticias sobre el fallecimiento de compañeros ciclistas como consecuencia de algún accidente de tráfico: nuestro espíritu es el de llenar de optimismo y euforia todo lo que rodea a este fantástico deporte para ganar nuevos adeptos y animar a los actuales y no nos parece que teñir de negro nuestras crónicas sea la mejor forma de hacerlo; sobre todo porque son demasiado frecuentes las esquelas que se escriben en las cunetas de nuestras carreteras… casi semanalmente.
Desde nuestros ancestros
Allá por 2001, tras el atropello de los hermanos Ochoa, fuimos abanderados de la primera campaña (se tituló “Convive") de sensibilización de todos los conductores hacia el colectivo ciclista; desde prácticamente el origen de esta publicación hemos prestado una atención exquisita a todo lo relacionado con la seguridad vial, capitaneados muy de cerca por el famoso abogado Alfonso Triviño, amigo personal y colaborador eterno de esta publicación, hemos estado presentes en todas las acciones legislativas llevadas a cabo en favor de nuestra familia ciclista; ahora mismo tenemos activa la campaña #enmetroymediocabeunavida y Anna González, desde su tribuna de #porunaleyjusta, ha gozado de todo nuestro apoyo desde los primeros compases de su acertado movimiento encaminado a cambiar la ley.
Enrique y la “jaula de seguridad"
Se llamaba Enrique Fernández, 58 años, padre de un chaval de 4 años. Participaba en la primera edición de la marcha ciclodeportiva Rodríguez Magro. Cicloturista entrenado, amigo personal de la célebre tienda Bicicletas Cosme e integrante de su club y enamorado de la bicicleta, comenzó a pedalear el pasado 24 de marzo por las calles de Alcalá de Henares dentro de un pelotón de 600 cicloturistas, entre los que se encontraban celebridades como Pedro Delgado o Miguel Indurain.
Pasados 25 minutos desde que se diera la salida, los responsables de la seguridad vial de la marcha (entendemos que los agentes de la Guardia Civil que la acompañan) deciden, como marca la ley, que se está produciendo una retención importante en el tráfico motorizado que discurre por las mismas carreteras de la marcha y cierran la “jaula de seguridad" (espacio en el que no pueden circular otros vehículos que no sean los de la organización) para conseguir que se agilice el tráfico.
En este momento, y siempre atendiendo a lo que marca la legislación actual, los ciclistas que quedan por detrás del corte, se convierten en usuarios de la vía y pueden continuar el recorrido respetando todas las directivas existentes sobre el tráfico rodado, pero desprotegidos por la autoridad que vela por la seguridad de los ciclistas que marchan en las posiciones más avanzadas.
Nos vamos a ahorrar los detalles, porque nuestra intención no es alimentar el morbo, pero Enrique, circulando por detrás del pelotón controlado, fue arrollado por el remolque de un vehículo que terminó con el peor desenlace posible.
Momento para la reflexión
De los más de 500 participantes de la marcha, a menos de media hora de darse la salida, sólo quedaron dentro de la jaula de seguridad unos 200 (según testimonio de varios cicloturistas) tras el corte de la parte trasera del pelotón.
La velocidad media en ese momento era cercana a los 30 km/h, en un recorrido plagado de toboganes.
Todos los que hemos participado en alguna marcha cicloturista y en algún momento nos hemos visto obligados a circular tras el Coche Escoba sabemos que es el lugar más peligroso de un pelotón, porque es el punto en el que se forma la mayor retención de automovilistas “nerviosos" dispuestos a efectuar cualquier barbaridad, con tal de rebasar a los ciclistas que entorpecen su camino.
No podemos hacer responsable a la organización de una marcha de estas eventualidades, ya que ellos están obligados a respetar las decisiones de la autoridad competente en tráfico. No podemos hacer responsable a la Guardia Civil de lo que ha sucedido: ellos cumplen rigurosamente el cometido de intentar agilizar la fluidez de la circulación. No podemos hacer responsables a los cicloturistas por no tener más entrenadas las piernas y ser capaces de rodar a medias de 40 km/h… Pero el hecho es que un conductor, posiblemente en un acto imprudente (la investigación está bajo sumario y no se conocen los detalles sobre la responsabilidad de lo sucedido), ha terminado con la vida de otro ciclista.
Enrique Fernández ya no está. Como todos nosotros tenía familia, amigos, ilusiones, amor a la bicicleta, proyectos… Lo que le ha pasado a Enrique, nos está pasando a todos ¡y nadie tiene la culpa!
Desde la redacción de Ciclismo a Fondo queremos enviar un mensaje cargado de ánimo y sentimiento a los familiares y allegados de Enrique Fernández, esperando que su desdichada muerte sirva para algo, porque todavía tienen que cambiar muchas cosas en la carretera.
#porunaleyjusta
#enmetroymediocabeunavida
PD: las imágenes de Enrique Fernández las tomó nuestro colaborador Juan Carlos Alvaré durante el transcurso de la marcha ciclodeportiva, antes de que sucediera el desgraciado incidente.