La otra Barcelona

A poco más de 20 kilómetros del centro de la Ciudad Condal, en plena comarca del Vallés Occidental, se levantan las esbeltas montañas que, con figuras tan evocadoras como las de Montserrat o la Serra de L´Obac, alegran el horizonte a los habitantes de las populosas poblaciones de Terrasa o Sabadell.

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La otra Barcelona

El Parque Natural de Sant Llorenc del Munt i Serra de LObac fue creado en 1987 para proteger un sistema de sierras escarpadas, formadas por gigantescos bloques de roca conglomerada donde, a la zaga, se ha conseguido preservar más de 9.000 hectáreas de tupido bosque formado por las más representativas especies de la flora y fauna mediterráneas. Para acceder a esta zona nos debemos desplazar hasta Sabadell, Terrasa o Manresa, lugares idóneos para olvidarnos del automóvil e introducirnos por las divertidas carreterillas que recorren, de uno a otro extremo, los diferentes sistemas que componen la Cordillera Prelitoral en tierras del Bages y el Vallés Occidental.

El itinerario que pasamos a describir a continuación y que tiene como ?kilómetro cero? la población de Matadepera, es un anillo de poco más de 80 kilómetros pero, si empezamos a pedalear en alguna de las poblaciones anteriormente citadas, llegaremos con facilidad a superar los 100 kilómetros, sumándole más de un centenar de metros de desnivel.

Matadepera es una pequeña población residencial que tiene la peculiaridad de poseer más habitantes en las urbanizaciones cercanas que en el propio casco urbano. En los primeros kilómetros del itinerario atravesaremos algunas de estas lujosas ciudades dormitorio.

La vegetación nos invade

No resulta nada fácil salir del pueblo sin equivocarnos de carretera, debido a que las grandes urbanizaciones que lo rodean disponen de una infraestructura viaria que pone en entredicho las tareas del MOPUT. Después de ascender paralelos a una rambla llegamos a un parque y desembocamos en una rotonda; iremos atentos a la señalización para girar a la izquierda y no introducirnos en Caval Bernat y Plá de Sant Llorenç, direcciones que parecen ser las principales.

Después de ascendido el primer kilómetro desembocamos en la carretera que se dirige a Terrasa; ahora debemos girar a la derecha siguiendo la señalización que nos indica "Talamanca". Si tienes alguna duda, antes de tomar una dirección errónea, pregúntale a cualquier persona; esta zona está plagada de cuestas y es bastante antipático tener que desandar camino.

Nos encontramos ya en plena ascensión al Coll de Estenalles y la vegetación más próxima, compuesta en su mayoría por pino carrasco, nos invade por completo. A medida que ganamos altura cómodamente aparecen a ambos lados de la carretera grandes bloques de roca conglomerada y los pinos dan paso a grandes extensiones de encinar.

La subida es bastante entretenida ya que se alternan continuamente tramos de falso llano con rampas que, en algún momento, se aproximan al 8% de desnivel. De cualquier forma el conjunto de la escalada, como puedes apreciar en las altigrafías adjuntas, es bastante tolerante con nuestras piernas invitándonos a mover grandes desarrollos. Hacia la mitad de la ascensión el bosque se abre y ganamos altura afrontando varias curvas encadenadas muy cerradas. Ahora sobre nuestras cabezas se pueden divisar las mayores cumbres de esta sierra.

Estenalles, el balcón del Pirineo

El último kilómetro de subida se hace un poco pesado ya que se intuye la cumbre que nunca parece llegar. Al pasar junto a una gran masía forestal habremos completado el ascenso a Estenalles, marcado por una cerrada curva que nos sitúa en la vertiente norte de la Cordillera Prelitoral. Para los más observadores este es un sitio fantástico donde observar los cambios geomorfológicos que las dos vertientes de cualquier sistema montañoso sufren.

Apenas hayamos descendido una cincuentena de metros, antes de afrontar una cerrada curva a izquierdas, podremos observar a nuestros pies la Sierra del Cadí y Moixeró. Este panorama bien merece un descanso.

La vertiente norte tiene un perfil bastante más escarpado que la sur, por donde ascendimos. Durante los tres primeros kilómetros de bajada afrontaremos varias rampas con más del 7% de inclinación que permitirán elevar la velocidad olvidándonos de los pedales.

Después de tomar varias curvas muy cerradas la carretera se encajona en una garganta formada por grandes bloques del típico conglomerado calcáreo del que está compuesta toda esta sierra. Debemos ir atentos a una fuente que hay a nuestra derecha si necesitamos reponer el líquido elemento.

Una vez descendidos los kilómetros iniciales nos situaremos en la cabecera de dos grandes barrancos y los tramos de subida se sucederán cada pocos metros. Ahora vemos a nuestra izquierda la esbelta silueta de los picos de Montserrat.

Hacia la mitad del descenso de Estenalles entramos en Talamanca, bello pueblo serrano con aspecto medieval que mantiene intacta la estructura de sus construcciones más antiguas, sobresaliendo sus torres y una iglesia en muy buen estado de conservación.

Atravesamos este pueblo y pedaleamos, durante algo más de 1 kilómetro, por terreno llano. De nuevo el descenso nos acompaña y no nos abandonará hasta que atravesemos una gran rambla, donde aparecerá ante nosotros una subida de 2 kilómetros de longitud y cerca de 100 metros de desnivel: un rompepiernas.

A nuestra izquierda aparece el gran cauce del Llobregat y, enseguida, entramos en las calles de Navarcles.

Se acaba la montaña

Navarcles es el punto más bajo del itinerario y, desde aquí, deberemos ascender para regresar al punto de partida, aunque ahora las rampas serán bastante más suaves. Este es un buen lugar para comer y beber algo.

Atravesamos la población sin tomar ninguna calle secundaria hasta desembocar en un cruce que nos lleva hacia la carretera N-141 (Vic-Manresa). En este punto giramos a la derecha y ascendemos suavemente hasta Calders.

Al llegar a Calders aparece a nuestra derecha un cruce donde tomaremos la carretera B-124 que nos conducirá hasta Monistrol de Calders y Castellar del Vallés. El firme empeora bastante. Ahora volvemos a disfrutar del descenso, durante varios kilómetros, hasta que lleguemos a Monistrol, población que marca la ascensión a la pequeña Serra de Granera, trámite que nos llevará pocos minutos. Cumbreamos en un falso collado a más de 600 metros de altitud y, rápidamente, descendemos hasta Sant Llorenç Savall lugar en el que, coincidiendo con la entrada de nuevo en el Parque Natural, mejora bastante el asfalto. Todavía en ligero descenso llegamos hasta Castellar del Vallés.

De vuelta a casa

Sin necesidad de entrar en Castellar del Vallés, giramos a la derecha por la C-1415 y, una vez cruzado el puente sobre el río Ripoll, afrontamos las últimas rampas que nos conducirán hasta el punto de partida. Ahora la vegetación se vuelve más espesa y, poco a poco, recobramos el ambiente de los primeros kilómetros de esta ruta.

Esta parte final del itinerario tiene un tráfico bastante denso y las subidas son la tónica aunque, por fortuna, en menos de 7 kilómetros estaremos de nuevo en Matadepera.