Sheyla Gutiérrez ya vela armas para la próxima temporada. La corredora más laureada del panorama español se enfrenta a un 2018 que se presenta realmente prometedor. 2017 ha marcado un punto de inflexión en su carrera “y a pesar de que todavía soy joven –solo tiene 23 años-, me he demostrado que puedo disputar carreras, me he visto la progresión y que todavía no he parado”.
Y no tiene visos de hacerlo. Su carrera es un fulgurante crecimiento que este año ha dado sus mejores frutos. Al título de Campeona de España que logró en Soria en junio, se unen su triunfo en la séptima etapa del Giro y, sobre todo, la victoria en la clásica Le Samyn des Dames. “Me he demostrado a mi misma que soy capaz de estar con las mejores, eso todavía no lo había visto. Me puse dos objetivos a principio de temporada: disputar las clásicas y estar en buena forma en el Giro y lo he conseguido”.
Ya tiene sus objetivos marcados: “Me gustaría, por lo menos, mantener el nivel que he tenido este año. Quiero hacer un invierno como el del año pasado porque creo que fue la clave que me hizo empezar las clásicas así de fuerte. Ojalá pueda estar disputando más carreras que el año pasado”, desea. Y tiene claro en cuál quiere estar competitiva: “El Tour de Flandes. Cada año me veo que estoy más cerca. Además, son las mismas corredoras y los mismos muros que en la Samyn. Es una carrera muy dura por la exigencia física y mental, pero ya tengo experiencia y veo que cada año voy avanzando”.
Sabe que “no será nada fácil repetir” una temporada tan exitosa pero ese será su gran reto para el próximo año. “Quiero superar lo que he conseguido, quiero saber dónde esta mi límite”. El ciclismo es cada vez algo más serio para Sheyla: “Antes era un juego. Cada logro que conseguías la gente te lo agradecía, pero ahora es una exigencia, una profesión. Este es un deporte en el que no siempre estás como quieres aunque te hayas cuidado al 100%. Yo misma me pongo muchísima presión y la exigencia a veces me pone muy nerviosa”. Eso es lo que peor lleva. “En este Mundial, por ejemplo. Sabía que era muy bueno para mi pero no me encontraba muy bien de salud. Y sabía también que había hecho muy buena temporada y no tenía nada que demostrar, pero es el Mundial y la gente quiere que consigas el arcoíris. Es un nivel de exigencia, presión y nervios que yo a veces no sé asumir”.
Por fortuna está bien rodeada en su equipo, el Cylance, con el que renovó hace unos meses. “Tenemos un grupo muy bueno. Cuando vine tenía un poco de miedo. Me había criado en el Lointek y todas eran amigas mías de toda la vida. Pero ahora puedo considerar que tengo una segunda familia aquí”.
Sheyla celebra también la llegada del Movistar y el Murias al pelotón femenino: “Con su impulso más los que siguen apoyando al ciclismo femenino hacen que muchas corredoras tengan más oportunidades. Ya no hay excusa. Vamos a tener la ocasión de competir a alto nivel y lo que hace falta es que nosotras pongamos de nuestra parte, seamos profesionales y tengamos un buen nivel”, afirma sin tapujos. Ella es la gran abanderada de este ciclismo femenino que está viviendo un delicioso resurgir en España “Dicen que lo que he conseguido es inédito en nuestro país y, no es que no me lo crea pero pienso que no soy nadie”.
Lo que sí siente es mucho más interés en su figura: “Veo que la gente está más encima porque quiere saber más de mi y ponen más expectativas en mis carreras. Muchas veces dicen que no nos hacen caso a las chicas pero yo veo que hay mucha gente que nos sigue y que se alegra con nuestras victorias”.