Último kilómetro: Álex Aranburu

Cuatro temporadas y tres victorias como profesional, además de dos segundos puestos de etapa en la última Vuelta a España, es la prometedora carta de presentación del guipuzcoano, que luce este año el maillot celeste del Astana

Texto: Luis Ortega. Foto: Astana Pro Team

Último kilómetro: Álex Aranburu
Último kilómetro: Álex Aranburu

LLEVO MONTADO EN LA BICI DESDE LOS OCHO AÑOS... o incluso antes. A esa edad ya estaba corriendo en escuelas. Vivo en un caserío y es normal que cada chaval tenga una bici en verano. Solíamos andar jugando en la calle y en la montaña con ella. No era el único, mis primos y mis amigos también pedaleaban, sobre todo para divertirnos.

EN EL COLEGIO ME APUNTABA A TODOS LOS DEPORTES. Con la bici, con ocho años ya íbamos a correr a polígonos industriales. Te subías y a luchar contra más chavales de tu edad. Yo era más de eso, de hacer deporte y competir que de verlo por la tele. En realidad casi nunca veo la tele. En mi familia tampoco se suelen seguir mucho las carreras de ciclismo, salvo el Giro, el Tour, La Vuelta y algunas de las más míticas.

ME DABAN ENVIDIA LOS QUE CORRÍAN EN CICLOCROSS. Hasta cadetes no pude y en cuanto empecé a competir me enganché. Me gusta el barro y creo que es un buen entrenamiento, incluso para los días que el tiempo es malo. En vez de salir a la carretera, haces alguna carrera, un poco de rodillo y ya tienes el día salvado.

TAMBIÉN ME DEJÉ ALGÚN HUESO EN EL CICLOCROSS. En el de Ispaster me rompí las dos muñecas justo la semana antes de ir al Mundial y, claro, me quedé fuera de la lista. Luego allí ganó Wout Van Aert. Y otro año también me rompí la clavícula.

GUSANILLO DE CX. Ahora es verdad que cada vez que veo una carrera de ciclocross me vuelve a dar envidia, pero esta temporada en Astana he decidido empezar tranquilo y no competir, pese a que el equipo nos deja. Al de Ormaiztegi acudí a ver a los hermanos Izagirre. Comparto equipo con ellos, pero siempre han sido la referencia para todos los chavales de mi generación. Son de la zona, yo soy de Ezkio-Itsaso, y cuando estábamos en juveniles nos fijábamos en lo que hacían.

DOMINO ALGO DE MECÁNICA. Quizá porque en el caserío siempre hemos manejado máquinas y trasteado con las labores de allí. A veces el trabajo del campo viene bien para complementar con algunos entrenamientos. El core ya lo tienes hecho si te pasas un rato currando en el campo y realizando las labores normales del caserío.

ALGUNA VEZ ME HE QUEDADO TIRADO POR AHÍ. Lo más lejos enSan Miguel de Aralar, a una hora de casa en coche. Me tocó echar mano del teléfono y llamar al aita para que viniera a buscarme. Eso sí, de la primera pájara que me agarré no me acuerdo, porque todavía me engancho alguna entrenando.

GRAN RECUERDO. Una de las carreras que me marcó fue el Campeonato de España júnior que gané. Me escapé con García Cortina y quería que le pasara al relevo. Yo sabía que Iván era mucho más rápido que yo, así que le dije que no. Y nos acabamos parando. Nos cogieron, pero luego pude remachar.

FUI AL MUNDIAL DE FLORENCIA CON LOS VALVERDE, PURITO Y DEMÁS. No soy de pedir autógrafos, la verdad es que me daba vergüenza. Lo que sí me hizo ilusión en la Vuelta a España es que Valverde viniera a saludarme. Es un señor. Me dijo que le había gustado cómo gané en la Vuelta a Burgos.

EN LOS AÑOS DE SUB23 TOCABA COMPAGINAR. Las horas de estudiar, trabajar, ayudar en el caserío y entrenar. No es fácil. Eso sí, cuando me llegó la oferta del Murias de correr en verano como stagiaire no lo dudé. Siempre le tendré que dar las gracias a Jon Odriozola por concederme esa oportunidad.

OTRA COSA FUE EMPEZAR LA TEMPORADA EN MURIAS. Al principio creía que esto no iba a ser para mí. La primera carrera fue el Tour del Mediterráneo. Eran dos etapas y se rodaba tan rápido que creo que acabé el último los dos días. Tardé algo así como cinco o seis meses en coger el ritmo de profesionales. Imagino que en 2020 también me costará en el World Tour.

NUNCA HE TENIDO UN CICLISTA EN EL QUE FIJARME. Tampoco sé a quién me puedo parecer encima de la bici. Tengo una buena punta de velocidad si la llegada es cuesta arriba o si se trata de un grupo pequeño. La media montaña la paso con soltura. Creo que se me darán bien las clásicas de las Ardenas, tipo Amstel, aunque si tengo que elegir... me quedo con la Itzulia.

VICTORIA EN CLUNIA. El triunfo en aquella etapa de la Vuelta a Burgos del año pasado es quizás uno de los recuerdos más bonitos que tengo. La había marcado en la agenda porque me iba bien y con el nivel de equipos que había en carrera le di mucho valor a ese éxito.