- Defínete como ciclista en tres palabras. - Perseverante, ordenado y humilde. - Y otras tres como persona. - También ordenado, puntual y cariñoso. - ¿Qué titular te gustaría leer contigo como protagonista? - Cristian Rodríguez gana una etapa en el Tour de Francia. - ¿Cuál ha sido tu mejor día como ciclista? - Siendo profesional, la cuarta etapa de la Volta a Portugal de este pasado año, cuando me cazaron faltando un kilómetro para la meta. Lo vi tan cerca... - ¿Qué sensación le deja a uno eso, el rozar la gloria con la punta de los dedos y que se escape? - Es doble. De rabia en el mismo momento porque nunca me había visto tan cerca de ganar, pero luego también te llega la felicidad porque te das cuenta que es posible, que la opción de ganar existe y se te puede presentar también a ti. Nunca se sabe cuándo será el día bueno. Piensas que hay que seguir luchándolo e intentándolo de nuevo. Porque llegará. ¿Flaquea alguna vez esa sensación de que merece la pena seguir sacrificándose? - Hay momentos que sí, sobre todo cuando sufres una caída o cuando estás enfermo. Ahí no se pasa tan bien. Cuando sabes que estás en forma y disfrutando de la bici, que a tu alrededor te están arropando, ahí no necesitas extra de motivación. - ¿Y tu peor día encima de la bici? - Muchos. ¡Siempre son más que los buenos, que no te quepa duda! La etapa de la Vuelta al País Vasco de 2019 que terminaba en Arrigorriaga, saliendo de Vitoria. Hacía viento, llovía, mucho frío... Venía de correr Cataluña y el GP Miguel Indurain y el cuerpo me reventó. Descendiendo un puerto me descolgué con Kwiatkowski y unos pocos más, que se bajaron de la bici. Pero a mí no me quedaba otra que continuar. Qué mal lo pasé. ¡Qué frío! Pensaba, ¿pero qué hago yo aquí - Y si son más los días malos que los buenos, ¿cómo sigue uno siendo ciclista? - Se nace con eso. Con esas ganas de ser ciclista, con ese amor a este deporte. Se lleva dentro. Te tiene que gustar desde pequeño porque si no aquí no estás, aunque seas un fuera de serie. - ¿Por qué la bici? - Me decanté por ella con diez años. Me gustaba mucho pasarme el día pedaleando por la calle. Tiempo después me llegaron las ganas de competir y entonces me apunté al club de casa. - ¿Cómo es hacerse ciclista en El Ejido? - Es difícil, algo más que si eres del norte por no tener tantas estructuras como ahí arriba. En mi caso, dando pasitos adelante y moviéndome mucho. Así conseguí lo que me había propuesto, que era vivir de lo que me gusta. Primero empecé en ese club de El Ejido, luego pasé al equipo Andalucía que desapareció y entonces di el salto a Cantabria. Y de ahí al Caja Rural- Seguros RGA. - Y ahora a Francia. ¿Por qué optaste por el Total Direct Energie? - Se interesaron por mí en el mes de septiembre. Estuvimos hablando un tiempo y al cabo de 15-20 días decidí que iba a firmar con ellos. Me aportan un paso adelante en mi carrera, la posibilidad de correr el Tour de Francia, y eso me ilusiona. He hecho dos Giros y dos Vueltas y me motiva el Tour. Además es un cambio de aires, hay que vivir momentos fuera de casa. Y me he encontrado con un equipo que es una familia y con una filosofía muy buena. - ¿Cómo vas con el francés? - Je ne parle! Intención tengo de hablarlo, ¡por la cuenta que me trae!, pero no hablo apenas nada. Hemos estado diez días de concentración y algo se me ha quedado ¡pero no pillo nada! Aunque cuando me fui a Italia, que tenía veinte años [corrió dos temporadas en el Wilier Triestina] aprendí el italiano para manejarme. Ahora me tocará ponerme con el francés. Y eso que he llegado aquí y me he encontrado que no es lo mismo que en Italia. Siempre pensamos de los franceses que son especiales, muy cerrados, y he comprobado que todos los compañeros me han ayudado mucho a integrarme, y los directores más todavía. Todos muy atentos conmigo. - ¿Qué te has propuesto lograr esta temporada? - Dar otro pasito adelante y poder estar para ayudar a los compañeros lo máximo posible. Y partiendo de ahí, tener la capacidad de alcanzar lo que el equipo me pida. - ¿Dónde te podemos encontrar cuando quieres perderte fuera de temporada y lejos de la bici? - Como paso tanto tiempo fuera, ¡pues me pueden encontrar en mi casa! A la novia también le gusta viajar y a veces nos vamos de vacaciones, pero llevo dos años que no me he movido. Acabo tan cansado de aeropuertos que no me apetece andar por ahí dando vueltas. Otros años sí que me gusta ir de crucero y tengo en mente conocer la Riviera Maya. Me agrada viajar, pero depende de cómo acaba la cabeza el año. Si termina estallada, me quedo en casa tranquilo con los amigos. Vivo a 50 metros de la playa. - ¿Y dónde podemos encontrarte sí o sí entrenando? - En la montaña, haciendo puertos. Por la Alpujarra granadina y almeriense. Zona de buen clima incluso en invierno y donde puedo acumular hasta 3.500-4.000 metros de desnivel. - ¿Tienes alguna manía encima de la bici? - Después de entrenar siempre me gusta lavar las gafas, las zapatillas y el casco. - Un sueño como ciclista. - El primero es correr un Tour de Francia y luego participar en unos Juegos Olímpicos. - ¿Qué lección te ha dado el ciclismo en todos estos años que llevas compitiendo? - Me ha enseñado un montón para diferentes ámbitos de la vida. Te hace crecer y madurar, ver la realidad tal y como es. Afrontar los problemas como vengan y solucionarlos. El ciclismo me ha enseñado mucho y me lo sigue enseñando. De una victoria no aprendes lo que aprendes de una derrota, que te da mil vueltas la cabeza. Ganando no piensas ni en lo que has hecho bien ni en lo que has hecho mal, pero cuando pierdes, sí.