CARLOS OCHOA, EL INSPIRADOR. Siempre me gustó hacer deporte. En Nirgua, mi pueblo, se montaban carreras en circuitos cerrados. De mi zona había un ciclista profesional, Carlos Ochoa, y me gustaba ir a verlo. Más adelante un primo me regaló un cuadro de bicicleta. Con el tiempo me acabé comprando una bici de carretera y comencé a entrenar. En mi primera carrera quedé sexto. Cada vez me motivaba más, así que me decidí por el ciclismo aunque de pequeño también me atraía el fútbol. EUROPA. Desde la infancia mi sueño era correr una de las tres grandes. Para lograr eso había que venir a Europa. Por eso agradezco al equipo Cartucho de Rodríguez Magro que me hiciera un hueco en España. Desde entonces supe aprovechar la oportunidad. Pasé dos años en Bélgica buscando mayor rendimiento, pero acabé regresando a España. Este país siempre me ha gustado y le doy gracias a Dios por estar aquí. En Europa está el ciclismo de verdad. OFICIO DE REPARTIDOR. Con Magro me brindaron la oportunidad de probar en 2017. No tenía un sueldo y al principio fue complicado. Me busqué la vida como repartidor de Glovo. Fue un tiempo duro porque necesitaba el dinero para volver a Venezuela para arreglar temas de pasaporte. Hacer de repartidor en invierno en Madrid es pasar frío. Son enseñanzas de la vida. Magro fue muy importante en mi vida. Lo admiraba de su época como ciclista, gregario ejemplar de Perico Delgado y Miguel Indurain. Ayudaba mucho a todos los que veníamos de fuera; una gran persona. LA CRUDA BÉLGICA. Con el Start Gusto fueron dos años duros en Bélgica. El ciclismo allí era salvaje. Sólo ir a comprar ya era complicado con otro idioma, pero aprendí como persona y deportista. Disfrutaba dos o tres veces por semana de las carreras, allí hay una gran afición. Mejoré mucho como ciclista y eso me sirvió para acudir con más garantías a las pruebas que he disputado en Francia con el Caja Rural-Seguros RGA. MANCEBO, UN PADRE EN JAPÓN. Aunque quería seguir en Europa, surgió la oportunidad de ir al Matrix japonés sabiendo que se podía correr en España al estar Paco Mancebo en el equipo. Había periodos en los que estaba solo allí, pero gané muchas carreras y la plaza en los Juegos Olímpicos. La afición japonesa me tiene cariño. Fue una gran experiencia y Paco Mancebo era como un padre. Vivíamos juntos; yo cocinaba y teníamos muy buena convivencia. Disfrutaba entrenando y corriendo a su lado. Me dio muchos consejos y seguimos en contacto. EL SUEÑO DE LA VUELTA A VENEZUELA. 2019 fue un gran año. Obtuve muchas victorias, entre ellas la Vuelta a Venezuela que había soñado con ganar desde que era pequeño. Estaba toda mi familia y la afición se volcó conmigo. El broche de oro fue firmar a final de temporada por el equipo Caja Rural-Seguros RGA. Orluis Aular en una imagen de la Ruta de Occitania de este año. Foto: Photo Gomez Sport. PANDEMIA EN CASA DE LOS OSORIO. En 2020 arranqué mal, con una lesión, aunque me recuperé bien. Competí en Arabia Saudí y la Vuelta a Andalucía. Luego quise hacer una concentración en altura en Colombia y allí me sorprendió la pandemia. Por suerte, la familia de mi compañero de equipo Osorio y él mismo me trataron como si fuera un miembro más de la suya. Me sentía solo sin poder ir a mi país, pero me trataron genial. Estuve tres meses, aunque por la situación no pude entrenar en condiciones. LA CONFIANZA DE CAJA RURAL-SEGUROS RGA. Este es mi segundo año en el Caja Rural-Seguros RGA y me siento muy satisfecho con el equipo. Me han ayudado mucho. Es una formación humilde y no puedo tener una mala palabra con ellos. El trato es fenomenal y se trabaja para alcanzar objetivos. En 2021 me han dado más confianza para hacer buenas carreras y me siento orgulloso de ello. Siempre he querido devolverles su apoyo, aunque me ha faltado un plus para conseguir victorias. Por ejemplo, se me escapó el triunfo en la primera etapa de la Vuelta a Andalucía. Además he pasado una mala racha con caídas y calambres. Espero en todo caso que no tarde en llegar ese éxito para el equipo. CHASCO EN ANDALUCÍA. Acudí motivado a Andalucía, me gustó mucho correrla el año pasado. A pesar de llegar cansado del Tour de Hungría, donde trabajé mucho, la primera etapa se me adaptaba muy bien. Cada vez que la recuerdo me llega un sabor amargo, pero a la vez confianza porque me veo con más nivel. Haber peleado la victoria con Gonzalo Serrano es un honor. VELOCISTA O GREGARIO EN LA MONTAÑA. En el Tour de Hungría sabía que podía pelear por etapas al sprint, aunque también hay que contar con suerte y saberse ubicar. Hice top10 y terminé contento. Además decidí meterme en el rol de gregario para Jhojan García. Por eso en la etapa reina sentí que tenía buenas piernas y dije al equipo que le ayudaría. Hay que trabajar sin guardarse nada, ya sea de gregario o en los sprints. GRACIAS A... Para los ciclistas latinoamericanos es difícil. Hacemos lo que nos gusta, pero estamos lejos de nuestras familias. Yo me adapto bien al medio, aunque la familia siempre falta. Lo bueno es que hablamos mucho; siento que están orgullosos de mí y que les doy felicidad. Por eso lucho por un futuro mejor tanto a nivel personal como para Venezuela. Además de ellos, me han ayudado muchas personas hasta llegar donde estoy ahora: Francisco Pazos, de la Federación de Venezuela; Mauricio Frazer, del Team Gusto; Rodríguez Magro, Paco Mancebo, Edgar Nohales o Marcelino Pacheco son buenos ejemplos. Estoy muy agradecido y espero mantener el contacto con todos, ya que les considero mis amigos.