Fotos: Tim de Waele, SDS
Manos aguerridas a la parte inferior del manillar. Alzado sobre la bicicleta. Zarandeándola imitando a los grandes. Riccó tenía todos sus movimientos diseñados para emular a su referente. Marco Pantani. A tres kilómetros para coronar el puerto de Aspin lanzó el ataque mortal. Como el Pirata de los grandes tiempos. Nadie pudo seguirle. El joven grumete arrolló con todo a su paso. Con Luis León Sánchez y Maxime Monfort, que tenían unos metros de ventaja con el grupo en el que viajaba el italiano. Con su compañero
El alemán del Gerolsteiner escalaba las últimas rampas del Aspin a marchas forzadas. Se mantuvo en cabeza de carrera la mayor parte de los
Le tomó el relevo su compañero Egoi Martínez. Pronto, el orden con el que Txurruka dejó el grupo de favoritos se desmoronó. El primero en atacar en las rampas del Aspin fue Riccó. Premonición. Adelanto de su exhibición. A su rueda se fueron Óscar Pereiro y Leonardo Piepoli. La embestida no sirvió para abrir hueco, pero sí para comprobar la debilidad de los jefes de filas de las grandes escuadras. Ni Valverde, ni Kirchen, ni Sastre respondieron al envite. Cadel Evans tampoco. El australiano tenía suficiente con aguantar. Sobrepasando los cien kilómetros de carrera se fue al suelo junto a Gorka Verdugo. Evans se llevó la peor parte. Heridas en el codo, en la rodilla y en la espalda. Maillot resquebrajado. Chapa y pintura. Apenas se quejó, pero en el momento decisivo de la etapa no pudo responder a los golpes. Él ya se los había llevado.
Ataque de Riccó
A falta de tres kilómetros para coronar el Aspin, el alma de Marco Pantani empujó a Riccardo Riccó. El corsario que sueña ser como él. Su ataque quedará grabado junto a los del Pirata en los anales del ciclismo. Tras dar caza a Luis León Sánchez y Maxime Monfort se marchó en busca de Sebastian Lang. Punta de velocidad extrema. Como los sprinters, pero cuesta arriba. En una de las últimas curvas del puerto, Lang miró hacia atrás. Vio una serpiente que se le acercaba. Apenas unos metros más alante,
Coronó el Aspin con 33 segundos de ventaja respecto a Sebastian Lang y 1' 18'' con el grupo de favoritos. Le restaban
Tras cruzar la línea de meta se escondía. "Quería ayudar a Leonardo Piepoli a ganar la etapa y como hoy no ha podido ser, lo haré a partir de mañana". Aseguraba que la rabia le ha impulsado hacia el triunfo. La rabia y el Pirata afilado que le vigila desde el cielo. Al que ya imita con sus movimientos sobre la bicicleta. Con su agarre del manillar. "Es mi manera de andar en bici. Es así como me siento cómodo", simplifica. Tan solo soltó sus dedos cuando cruzó la línea de meta. Dos besos al cielo. Manos al pecho. "He sido yo", gesticulaba. Ricardo Riccó. El nuevo Pirata.
- Clasificación de la 9º etapa
- Clasificación general