Los Juegos Olímpicos y Río de Janeiro, con un recorrido durísimo, difícil de comparar con nada que hayamos visto antes en pruebas de este tipo, nos han regalado una jornada de ciclismo inolvidable. La insospechada cantidad de variantes que ha propuesta la carrera, la exigencia extrema que han propiciado el calor, la humedad y el trazado, la escasez de efectivos en los equipos y la ausencia de pinganillos se han conjuntado para regalar uno de los mejores días de competición del curso ciclista 2016, que sorprendentemente se ha resuelto con un podio compuesto por Van Avermaet, Fulgsang y Majka, en detrimento de los grandes favoritos, que por caídas, falta de fuerzas o de astucia en carrera, fueron quedando eliminados con el transcurso de los kilómetros y la proximidad del final.
La prueba en ruta masculina de Río 2016 ha sido incontrolable. El corte decisivo para la posterior lucha por las medallas se ha formado a tres vueltas para el final, coincidiendo justo con la primera escalada, de las tres programadas, a Vista Chinesa, un señor puerto de 9 kilómetros con rampas sostenidas por encima del 10%, que ha sido tan determinante por su ascenso como por su peligrosísima bajada. Se marcharon Damiano Caruso, Sergio Henao, Geraint Thomas, Greg Van Avermaet, Taaramae y Zeits que cazaron a Michal Kwiatkowski, que formó parte de la fuga inicial que abrió la jornada, para formar un interesante grupo de siete ciclistas que mantuvo siempre una ventaja de unos 30 segundos con el pelotón del que tiraba de forma exclusiva Jonathan Castroviejo, que realizó un trabajo extraordinario e impagable conteniendo la situación.
Tras coronar por segunda vez Vista Chinese, en el descenso, se produjo uno de los momentos clave: Nelson Oliveira y Richie Porte se fueron al suelo al tiempo que Nibali, Aru, Yates, Majka, Kangert y Fulgsang se zafaban del resto de favoritos y, tras jugarse el físico, lograban conectar con el grupo de cabeza. En ese instante, la carrera no podía ser más favorable a Italia: tenían en inmejorable posición a su gran líder, Nibali, respaldado por Aru y Caruso, mientras que España se veía en la situación contraria. Purito y Valverde rodaban a 50 segundos por detrás ya sin gregarios y con la sensación de que las medallas se escapaban .
El murciano, dado que no encontraba buenas sensaciones, decidió sacrificarse por Joaquim y junto a Cancellara, que tiró de forma endemoniada, lograron reducir lo suficiente la diferencia para que aún hubiera esperanza. Purito reaccionó y junto a Louis Meintjes firmó una remontada sensacional que le llevó a la cabeza, algo que también intentó Chris froome, que no tuvo en Brasil las piernas del mes pasado en Francia y quedó en un terreno intermedio que lo condenó a ser 12º en la línea de meta.
Para aquel entonces, Valverde ya se había entregado, y el Tiburón se encontraba determinado a probar las fuerzas de sus rivales hasta romper de forma definitiva la cabeza de carrera. Nibali, Henao y Majka demostraron ser los tres ciclistas más fuertes del día, y abandonaron la compañía de Thomas, Purito, Fulgsang, Aru, Alaphilippe, Zeits, Kangert y Van Avermaet que, a duras penas y haciendo la goma, resistía junto a hombres mucho más escaladores que él. Y fue esa capacidad de sufrimiento, de no ceder a pesar de la extenuación, la que ofreció al belga una oportunidad inimaginable kilómetros antes: Lo Squalo arriesgó entre los peligrosos giros enlazados de la bajada, a los que rodeaban dos criminales bordillos exteriores, para forzar a sus dos rivales y mantener la renta con la que contaban. El italiano competía para ganar. Estaba comprometido con hacer historia, pues habría sido el primer ciclista en ganar las tres grandes y el oro olímpico. Pero en una de esas curvas, concretamente en una de izquierda, su sueño se esfumó en un palmo de terreno en el que perdió el control de su bici y, al igual que Henao, topó con el suelo. Majka pasó como una exhalación y pocos segundos después lo hizo el grupo perseguidor. La imagen de Nibali sentado en ese maldito bordillo era puro drama. La historia le daba la espalda cuando ya parecía abrazarle, y comenzó a sonreír a todos aquellos que rodaban por detrás.
Los 10 últimos kilómetros fueron pura emoción. Majka estuvo cazado y con el oro al cuello en varias ocasiones, la actitud de los perseguidores cambiaba cada 100 metros, y no fue hasta el ataque de Van Avermaet y Fulgsang que comenzó a dilucidarse como sería el final. El polaco estaba fundido y a pesar de luchar y dejar todo lo que tenía en sus piernas, fue cazado por la pareja perseguidora y ya sin fuerzas tuvo que resignarse al bronce. En el sprint, no hubo color: el belga era con mucha diferencia el ciclista más rápido. Arrasó al danés, que también orgulloso celebró la plata.
El ciclismo premia en los Juegos Olímpicos a Van Avermaet, uno de los más grandes clasicómanos del panorama actual, con un oro sobre su pecho, después de haberle castigado sin piedad en abril, en el Tour de Flandes, cuando era un claro favorito, con una fractura de clavícula fruto de un choque con sus compañeros que cayeron delante de él. Cara y cruz en pocos meses, al igual que le ha sucedido a Nibali. En mayo tocó el cielo con su segundo Giro, y hoy se ha encontrado con la imagen más desagradecida de este deporte, que también despide a Purito Rodríguez, que probablemente no vuelva a ponerse más un dorsal como ciclista profesional. Dice adiós con un sensacional quinto puesto y con la fuerza suficiente en las piernas para haber obtenido una presea. Una forma perfecta, a semejanza de su grandeza, para que uno de los más grandes ciclista que jamás dio nuestro ciclismo ponga punto y final a su trayectoria. Gracias por tanto Joaquim.
Prueba en ruta masculina Juegos Olímpicos de Río 2016
- Greg Van Avermaet (BEL) 4.13.34
- Jakob Fulgsang (DIN) m.t
- Rafal Majka (POL) 0.05
- Julian Alaphilippe (FRA) 0.22
- Joaquim Rodríguez (ESP) m.t
- Fabio Aru (ITA) m.t
- Louis Meintjes (RSA) m.t
- Andrey Zeits (KAZ) 0.25
- Tanel Kangert (EST) 1.47
- Rui Costa (POR) 2.29