Mikel Landa ya ha tenido la primera toma de contacto con su nuevo equipo, el Team Sky. En un viaje relámpago a Londres, el escalador de Murgía ha podido conocer al personal del conjunto británico, a algunos de sus compañeros e incluso la sede de la empresa Sky. Tras la visita, confesaba que le había sorprendido “la cantidad de gente que tienen detrás. Además de los masajistas, mecánicos y demás auxiliares normales, el personal de prensa, de marketing... Muchísima gente”. La estructura dirigida por David Brailsford no deja nada al azar, cuida cada detalle, y cuenta con unos recursos y medios de los que no goza ningún equipo más. Puede que por ello Landa se sienta tan halagado porque “confían mucho en mí. Está claro que seré el líder para el Giro y el equipo está muy ilusionado con ese reto”, revelaba en una extensa entrevista al diario Marca.
2015 ha sido su año, el de la explosión definitiva, pero la temporada no empezó ni mucho menos de forma ideal por un citomegalovirus. Desde noviembre hasta febrero apenas pudo entrenar por lo que su victoria en Aia en la Vuelta al País Vasco fue tremendamente emocionante. “Aquella victoria fue muy especial después de un invierno complicado. Ganar en casa con mi gente después de haber estado triste en casa, con ayuda de la familia. Nunca he tenido lesiones, nunca me había tocado nada malo con la bici... Y claro, aquel día en Aia fue muy especial”. Era su primera victoria del año, después vendrían los éxitos en el Giro y la Vuelta que podrían haber sido más si el Astana hubiera apostado decididamente por él. Aun así, Landa aseguraba que “no tengo nada que reprocharle al equipo. Tenían sus líderes y entiendo que no había más hueco”.
Uno de los aspectos que más ha destacado, y gustado a la afición, ha sido la irreverencia mostrada por Landa durante toda la temporada, aspecto que parece no casar muy bien con una estructura tan encorsetada y que deja poco a la improvisación como el Team Sky. “No puedo evitar ser como soy. Y si cambio quizá pueda perder otras cualidades. Intentaré controlarme cuando pueda, pero me perjudicaría más cambiar mi forma de ser”, afirma Mikel con contundencia al ser preguntando por el tema.
Uno de los aspectos que más tendrá que trabajar será la contrarreloj, probablemente su gran obstáculo a salvar si quiere hacerse con una gran vuelta. “Voy a trabajar mucho en ello. Creo que es cuestión de encontrar la posición y echarle horas encima de la bici. Con eso y cuatro consejos creo que mejoraré”, explicaba lleno de seguridad. No le da miedo asumir que está llamado a recoger el testigo que inevitablemente dejarán Contador, Valverde o Purito Rodríguez. “Tengo ganas de dar este nivel que se me pide. Mi evolución ha generado muchas expectativas. Habrá que ver, estoy analizando la temporada, veo lo que he conseguido y la gente que me conoce sabe que me lo creo y que voy a pelear por por conseguir lo que me piden.
Para terminar, Landa habló de sus comienzos en la bicicleta y su rápido ascenso hasta el profesionalismo, algo que prácticamente vino solo debido a su enorme talento. “Me apunté a club ciclista a los 13 o 14 años. Nos juntábamos dos clubes y conocí a mucha gente. Me enganchó más el ambiente entre nosotros que la propia bici. Aunque la bici también...Al final entrenaba cada día, pero sin pelearlo tanto como otros. Fueron pasando las épocas y cuando me quise dar cuenta estaba ahí. Yo creo que lo mío es genética”.
