El fabuloso recorrido de la Strade Bianche, que transcurre durante más de 60 km sobre tramos de sterrato que atraviesan los viñedos de la zona de la Toscana, ha sido engalanado por la visita de la lluvia para dar a esta pujante clásica una puesta en escena envidiable. Un precioso entorno, la tierra sobre la que circula el pelotón reblandecida, un repecho que endurece la carrera a la salida de cada curva y el barro pintando la cara de los ciclistas con más fuerza del panorama actual, que sienten como especial la Strade Bianche y se gustan compitiendo en ella. Como sabiéndose parte del auge de una cita que, tras cada edición, está más cerca de ser considerada el sexto monumento.
Hoy, como si de un homenaje al vencedor del pasado año en Siena y triple ganador de esta clásica se tratase, el devenir de la competición ha cambiado en el recién bautizado como tramo Fabian Cancellara. 11 kilómetros de sterrato con varios repechos inclementes y una interminable tendencia ascendente que hacen emerger a aquellos que aún guardan fuerzas y entierran a los que iniciaron este sector ya con el gancho. A esas alturas, a 50 km para el final, no se encontraba en la lucha Peter Sagan, que puso pie a tierra abduciendo cierto mal estar después de haberse cortado por una caída en la que se vio involucrado.
En cabeza se encontraba una fuga en la que sobrevivían Thibaut Pinot (FJD), que con mucha valentía se coló en la fuga; Jose Gonçalves (Katusha), que ha protagonizado una de las mejores jornadas sobre la bicicleta de su carrera deportiva midiéndose de tú a tú con los grandes gallos aún con la fatiga de la escapada en el cuerpo; y dos jóvenes como Quentin Jauregui (Ag2r) y Truls Korsaeth (Astana), que reivindicaron su talento por primera vez en un gran escenario. Los cuatro aventureros del día vieron cómo se unían a su rueda una combinación de ciclistas con un desbordante talento como denominador común. Van Avermaet, Wellens, Kwiatkowski, Stybar, Boasson Hagen, Benoot, Durbridge, Dumoulin, Luis León Sánchez, Thwaities y Juul-Jensen, que tomaron la invitación que brinda el recorrido para convertir el desenlace en una guerra individual, a base de ataques y cambios de ritmo, sin entendimiento alguno entre ellos, en la que el objetivo era eliminar rivales si puede ser ahora mejor que luego.
En esa batalla, los más fuertes y constantes fueron Van Avermaet, Wellens, Kwiatkowski y Stybar, mientras que a duras penas resistía Dumoulin pero sin capacidad para cambiar el ritmo. Los cuatro, repletos de clase, valientes y explosivos, se repartieron palos y plantearon emboscadas ininterrumpidamente hasta que a falta de dos kilómetros para la llegada del último tramo de sterrato Kwiato dio un estacazo que rompió el grupo y le otorgó diez segundos de ventaja. Diez que se convirtieron en quince y luego en veinte. El polaco había mostrado junto a Van Avermaet un punto más que el resto, pero a él se le notaba una ambición especial. Ese deseo propio de aquel que quiere borrar la nefasta temporada que completó en su primer año con el Team Sky y reivindicar que sigue siendo uno de los mejores ciclistas del mundo. Especialmente cuando se trata de enfrentarse a una gran clásica, de extrema dureza y donde la inteligencia y la lectura de carrera juegan un papel crucial.
Tras el sterrato, Kwiatkowski mantuvo la diferencia en la aproximación al durísimo muro de loseta que precede, ya dentro del último kilómetro, a la llegada a la Piazza del Campo de Siena, para escalarlo con cierta confianza y tomar las curvas final con prudencias antes de celebrar con una mezcla entre rabia y euforia un prestigiosísimo triunfo que pone en relieve que el mejor Kwiato ha vuelto. Y esperemos que esta vez sea para no irse más.
En la lucha por el cajón, Van Avermaet impuso su fortaleza a Wellens, que ocupó la tercera posición, y Zdenek Stybar, que en sus tres participaciones en la Strade Bianche ha sido primero, segundo y hoy, cuarto. Dumoulin finalmente ha cruzado la meta en quinta posición, mientras que Pinot, Gonçalves y Jauregui, desde la fuga, han cruzado la meta en una sensacional novena, undécima y duodécima plaza respectivamente. El mejor español ha sido Luis León Sánchez, que ha concluido en decimocuarta posición a más de cuatro minutos.
Strade Bianche 2017
- Michal Kwiatkowski (Sky/POL) 4.42.42
- Greg Van Avermaet (BMC/BEL) a 0.15
- Tim Wellens (Lotto/BEL) a 0.17
- Zdenek Stybar (Quick Step/RCH) a 0.23
- Tom Dumoulin (Sunweb/HOL) a 1.26
- Luke Durbridge (Orica/AUS) m.t
- Christopher Juul-Jensen (Orica/DIN) a 1.29
- Tiesj Benoot (Lotto/BEL) a 2.20
- Thibaut Pinot (FDJ/FRA) a 2.23
- Scott Thwaites (Dimension Data/GBR) a 2.52
- José Gonçalves (Katusha/POR) a 3.10
- Quentin Jauregui (Ag2r/FRA) a 4.05
- Fabio Fellini (Trek/ITA) m.t
- Luis León Sánchez (Astana/ESP) 4.41
- Stefan Kung (BMC/SUI) a 5.31