Castilla y León: 3ª etapa: Y de la tormenta triunfó Valverde

Fotos: Rafa Gomez

La estación de esquí de San Isidro es pura paradoja. Apenas se distinguen pistas entre las montañas que la protegen y, aún así, su afluencia crece cada año, a pesar de que ha permanecido impasible al paso del tiempo. Sin renovaciones. El desnivel del puerto, la vía de llegada a las pistas, es mínimo. Inapreciable casi. Aún así, está considerada una de las zonas más adecuadas para deslizarse por la nieve de toda la Cordillera/> Cantábrica./> Su historia está forjada de cara a la adversidad, superando momentos críticos, de pérdidas de audiencias y olvido cuando dejaba de nevar en pleno invierno a finales de la década de los ochenta. Se quedaron desiertas sus carreteras hasta que la nieve, caprichosa, quiso volver a hacer acto de presencia y colmar de gentío las campas blancas. Paradoja. Rebosa cuando el cielo se cubre de nubes, cuando el temporal amenaza y los copos cubren el verde manto de los Campos de las Hazas. Entonces es cuando más brilla. Como Alejandro Valverde. Un aniquilador entre tormentas.

Peregrinaba el murciano, deambulando el último mes y sumergido entre ventiscas de Comités Olímpicos y Comisiones Antidopaje. Con la sospecha como nube persistente que se cernía sobre él. Constante persecución. Tormenta. Valverde domina las ventiscas como nadie cuando anuncian que quieren derruirle. Es imposible. Un muro infranqueable. Y más aún cuando hay tormenta. Entonces es cuando desata toda su furia. Derrocha éxitos. Siempre de la mima manera. Regalando espectáculo a una etapa descafeinada, pero acelerada. Los 156 kilómetros/> entre Sahagún y la paradójica estación de San Isidro se hicieron rápido. Se alzaba el Astana llevando en volandas a su líder Levi Leipheimer y a Alberto Contador. Más alas portaban Francisco Mancebo, Pablo Urtasun, Ricardo Serrano, Serge Pauwels, Raúl Santamarta y Lucas Euser cuando se escaparon sobrepasada la primera nerviosa hora de carrera. De sprint. Como el resto de la jornada.

Los seis escapados se asomaron a las nevadas cumbres de San Isidro. Paradoja. Suelo blanco y cielo azul. Sin nubes. No presagiaban tormenta hasta que el Caisse d' epargne abrió la vereda. Se asomaban las nubes por el valle leonés. Valverde desataba la caja de los truenos. Tiempo revuelto. Se acordó entonces de los contratiempos que, como la propia estación de esquí que le aguardaba, ha subsistido. De sus viajes a Italia. Del ostracismo y la oscurantez que las ventiscas en las que se veía envuelto le hacían caminar en silencio. Discreción. Iba desatando la tormenta. Domesticando a las nubes a su puro placer. Las desató cuando Serge Pauwels, aventurero, fue cazado. Explorador neutralizado. Valverde habló con sus Hazas, las siete divinidades que le custodian en la Vuelta/> a Castilla y León y que dan nombre al valle que acogió el final de la tormenta. De su tormenta.

Labor de equipo

A ellos, a 'Chente' García Acosta, a Iván Gutiérrez, a Fran Pérez, a Luis Pasamontes, a Alberto Losada, a Marlon Pérez y a José Joaquín Rojas, no se les escapa un detalle. Agudos. Dicen que estos pequeños elfos que habitan las praderas leonesas son capaces de escuchar el crecer de la hierba y sentir el nacimiento del vello de las ovejas. Custodian a su dios hasta el final. Lo escoltan hasta las cumbres, para demarrar a sus rivales y perderlos entre las nubes agitadas por ellos. A Xavi Tondo apenas le dejaron saborear el viento forjando sus melenas cuando intentó fugarse en los últimos dos kilómetros. El dios murciano agitaba el cielo. Cubría el azul brillante por tormentas. Pleno apogeo. Después saltó Rubén Pérez, se echó al mar cuando la tempestad arreciaba. Muerte anunciada. Valverde se pegó a su rueda y propaló su último rayo. Adelantado al resto. Triunfal.

Ahogó a sus rivales en los tres lagos que bañan la vecina localidad de Isoba, el Presente, el Ausente, y la Laguna/> de los Hazas. Cuenta la leyenda que un peregrino que transitaba por San Isidro, camino de Oviedo, exhausto y sediento, suplicaba compasión en cada casa de Isoba, pidiendo un trago de agua que todos los vecinos se negaron a proporcionarle. Apoyo en los momentos críticos. Valverde también clama. Pero su voz es silenciosa. El moribundo peregrino lanzó al cielo una maldición, para que el Lago Presente inundara todo el pueblo. Eliminó rivales. Lo hizo de igual forma el murciano. Sobre la bicicleta. Su forma de conjurarse con el tiempo. Con el presente, que sigue siendo suyo, y que cuando amenaza con tormenta provoca que su resurgimiento sea aún más glorioso.

 
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CLASIFICACIÓN DE LA 3º ETAPA

   1º  18  VALVERDE, Alejandro     ESP  CAISSE D'EPARGNE      3:28:16     

   2º 168  PLAZA, Ruben            ESP  LIBERTY SEGUROS          mt.      

   3º 155  MORENO, Javier          ESP  ANDALUCIA-CAJASUR        mt.      

   4º  31  BENITEZ, J. Alberto     ESP  FUJI-SERVETTO            mt.      

   5º  25  PEREZ, Ruben            ESP  EUSKALTEL-EUSKADI        mt.      

   6º 145  SEVILLA, Oscar          ESP  ROCK RACING              mt.      

   7º  52  ARDILA, Alberto         COL  RABOBANK                 mt.      

   8º  36  MEJIAS, Javier          ESP  FUJI-SERVETTO            mt.      

   9º  16  ROJAS, Jose Joaquin     ESP  CAISSE D'EPARGNE         mt.      

  10º  35  INTXAUSTI, Beñat         ESP  FUJI-SERVETTO            mt.

CLASIFICACIÓN GENERAL

   1º   4  LEIPHEIMER, Levi        USA  ASTANA                   08:33:26

   2º   1  CONTADOR, Alberto       ESP  ASTANA                 a       16

   3º  48  ZABRISKIE, David        USA  GARMIN-SLIPSTREAM      a       22

   4º  58  CLEMENT, Stef           NED  RABOBANK               a       49

   5º  51  MENCHOV, Denis          RUS  RABOBANK               a       55

   6º  22  IRIZAR, Markel          ESP  EUSKALTEL-EUSKADI      a    01:16

   7º  12  GUTIERREZ, Jose Ivan    ESP  CAISSE D'EPARGNE       a    01:17

   8º 145  SEVILLA, Oscar          ESP  ROCK RACING            a    01:33

   9º  42  DANIELSON, Tom          USA  GARMIN-SLIPSTREAM      a    01:36

  10º  46  VANDE VELDE, Christian  USA  GARMIN-SLIPSTREAM      a    01:39