Foto: Tim de Waele
Alberto Contador siente que su espalda está bien resguardada. Pero no lo tiene del todo claro. Un potente equipo le arropa, pero no solo a él. "Si fuera claramente el líder del equipo no habría ningún tipo de polémica". Controversia hay. Tensión acumulada a mares en cada kilómetro cuadrado que ocupa el Astana. "Está claro que sería mejor que no hubiera preguntas referentes a esta situación". Ya ni la nombra. Se sobreentiende, "porque significaría que sería de normalidad total", vaticina Contador. "Yo tengo total tranquilidad. Es verdad que la situación podría ser más sencilla y centrarme exclusivamente en dar pedales, pero soy consciente de lo que está pasando. Estoy concentrado en la competición y no hay nada que me descentre. El Tour es una carrera muy exigente y no se pueden gastar energías en cosas que no sean la carrera". El derroche de calorías lo deja el madrileño para la carretera. A pedaladas y ataques. Es la mejor forma de respuesta.
Entonó esa voz en Arcalís. Retadora cuando atacó al grupo de favoritos, incluido a su compañero Armstrong sin esperar a los envites del resto de rivales. "Por la mañana en el autobús hubo una reunión en la que se habló de cómo se iba a controlar la carrera. Esperábamos ataques de los rivales, pero no llegaron y la situación que teníamos era bastante buena, tenía buenas sensaciones, veía que podía sacar beneficio". Y lo sacó. Más polémica. "Una cosa es lo que se habla en el autobús y otra lo que pasa en la carrera, se dan diferentes circunstancias. Veía que podía atacar y ataqué para sacar beneficio de la carrera, pensando que el equipo podía salir beneficiado". Todos. Porque, tal y como el propio madrileño afirma, "somos cuatro corredores del equipo que estamos fuertes y bien situados en la general. No hay que mirar solo el interés individual, si no también el colectivo".
Asegura que se siente "como un corredor más del equipo". Del montón. "Tanto en carrera como fuera de ella", especifica. "Cenamos todos en la misma mesa, sin problemas, en el autobús igual...". Y todo a pesar de que, apenas 24 horas antes, nada más aterrizar del Tourmalet, Lance Armstrong asegurara respirar tensión dentro del equipo. "La situación es normal", desmiente Contador. "Muchas veces la tensión parece mayor desde fuera de la que realmente hay". Para probarlo hace promesas. No saldrá a responder a ningún ataque de Armstrong. "Son otros los que tendrán que hacerlo", dice. Rival al descubierto. Así lo ve al americano, con el que comparte maillot, apoyo "imprescindible" el de los compañeros, según el propio Contador, "muy profesionales", recalca. "Tengo buena gente a mi alrededor que me apoya plenamente. En este Tour están siendo muy importantes".
Afronta ya el segundo bloque de la ronda gala antes de la llegada de los Alpes y la culminación en el Mont Ventoux, con una clasificación general "engañosa", determinada en gran medida por la contrarreloj por equipos donde el Astana aplastó a sus contendientes. "No ha habido etapas para valorar si un corredor esta más fuerte que yo o no", expresa Contador, que ya tiene candidatos a realizar el examen: "Andy Schleck está bastante bien, centrado en carrera. Cadel Evans, que fue el único que atacó en Ordino. Carlos Sastre, que tiene una experiencia muy grande, ha estado al máximo nivel. El Tour es muy largo, un corredor de resistencia nos puede plantar mucha cara a todo el equipo". Se evaluará con ellos a partir de mañana. Centrado, Contador pasó de largo por los rumores que ha saltado a la palestra situándole en un supuesto nuevo proyecto que llevaría a cabo el piloto asturiano Fernando Alonso con la ayuda de importantes empresas bancarias, como el Banco Santander. No tiene aún tiempo Contador para pensar en eso. "Ahora estoy centrado en la carrera, en estas dos semanas que quedan del Tour. Habrá que ver en el futuro, tengo contrato con Astana y esto es sólo un rumor que ha salido".