Fotos: Rafa Gómez
Tomaba tiempos Johan Bruyneel, cronómetro en mano, cuando su pupilo más aventajado, Alberto Contador, apenas había asomado su rostro por Santillana del Mar, pie y base de las Cuevas de Altamira donde el belga, apostado como si de un camaleón casi camuflado se tratara, alternaba su mirada concentrada en su reloj personal con el de la meta de la prueba contrarreloj de los Campeonatos de España. Comparaba los tiempos con los que marcaban, fatídicos, los jueces de los segundos que exprimía Contador con cada magistral zancada. Sonreía Bruyneel entre dientes. Lo tenía. Pero callaba y escondía la satisfacción. Contador encaraba el último repecho, a menos de tres kilómetros para el final dinamitando marcas. Lo tenía en su mano. "Hay que esperar", repetía Bruyneel con cara de pillo mientras comparaba su reloj con el de la meta en que el centenar de aficionados congregados apostaban sus gritos a la llegada del madrileño. Ellos le veían ya ganador. También el propio Contador. Frenó el reloj de Johan Bruyneel en una hora, seis minutos y cuarenta segundos.
Relumbraba entonces la miraba del técnico belga. Un ápice de brillantez en el rostro que atestiguaba la confirmación de lo obvio, del crecimiento de un ya de por sí desarrollada aptitud para convertir en oro todo aquello que toca. También la contrarreloj de los Campeonatos de España. "Ahora sí", decía Bruyneel. Cómplice sonrisa. Abierta y sin tapujos. Fue el prolegómeno del último disparo adiestrador de Alberto Contador antes de viajar a Mónaco. El madrileño dejó sin opciones a los tres corredores que salieron después que él, los grandes favoritos para anotarse el título. Ni Luis León Sánchez, campeón en 2008, ni Rubén Plaza, ni el profeta Ivan Gutiérrez, todos con las referencias de Contador, fueron capaces de rebajar su magnífica marca. Y todo después de que Paco Mancebo les retara sellando el mejor tiempo a batir tras los exigentes
Medio minuto a Luis León
Fue, casualidades, el mismo, abultado, que le alejó a Luis León Sánchez de repetir el triunfo que consiguió en Talavera de
Repetirá, no obstante con Luis León Sánchez, segundo y optimista ante su rendimiento frente al portento de Contador. Con él se fundió en un cálido abrazo en el 'backstage' de los Campeonatos de España mientras esperaban la llegada de Rubén Plaza, tercero y acumulador de todos los colores posibles de las medallas excepto el oro. Otro año más el valenciano se quedó sin victoria. No se dejó caer entonces Bruyneel por los aledaños del podium, entre alegrías y felicitaciones para el nuevo maillot rojigualda, el que apunta al mejor contrarrelojista del país. Poco tardó Alberto Contador en cubrir su cabeza con la gorra personalizada del disparo de gracia con el que celebra cada una de sus ya múltiples victorias. Entre sonrisas, como las de Bruyneel, cómplice. Pícaro el madrileño con el bordado de su gorra. El brazo, propio, del disparo que apunta ya a los Campos Elíseos de París. ainara@ciclismoafondo.es
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