Fotos: Rafa Gómez Señalaba al llegar a meta con el dedo en alto, Alejandro Valverde al cielo, un poco más cercano a su afligida respiración con las cerradas nubes que cubrieron la atmósfera cántabra y el ambiente de las Cuevas de 'El Soplao', suelo enrarecido con la tromba de agua que se apuntó, invitada de última hora, a la fiesta de la prueba en ruta de los Campeonatos de España. "La lluvia", mascullaba el líder del Caisse d'epargne. Bastaba esa explicación con conocimiento de causa. Ahogado entre el diluvio. Tembló con los primeros truenos que precedían al tímido goteo del agua a falta de quince kilómetros para la conclusión del Campeonato que parecía preparado para reivindicar su título y su rabia por ausencia en el Tour de Francia justificada. Pero en el pelotón que partió de la soleada y veraniega -paradojas-, localidad de Comillas se aunaba un índice de cólera mayor, compartida en piernas y mentes que no vestían en maillot del intimidador Caisse d'epargne. El alma inmunda, de los exiliados. Espectros vivientes, casi inapreciables por vivir desterrados expulsados como castigo a la inexistencia de pruebas incriminatorias. Encarcelado en su propio ser vagaba Rubén Plaza, encadenado a sí mismo. Por la imposibilidad de avanzar, de traspasar la frontera lusa que le cobija. Hasta que dijo basta. O "¡Toma!", como grito de guerra. Liberador. Fue Rubén Plaza el líder de la marcha protestante confinada en golpe de repercusión. Escoltado por Tino Zaballa, su compañero de cada largo caminar kilométrico, de cada paliza coleccionadora de millas en coche, tren o autobús hasta Portugal, la tierra que de buena gana permite sus pedaladas. Por simple instinto se ha reconvertido en cántabro, donde ha fijado su residencia para poner a tiro cada victoria, las mismas que acumula, cuatro ya, a espaldas, la mayoría de la atención generalizada. Confinado en la cárcel que le reporta metros para que siga demostrando su intacta potencia. Dinamitadora como antes. Enérgica como nunca. Apostó su alma y su ser, con piernas aceleradas tras su bronce en la prueba contrarreloj, en las entrañas de las Cuevas de 'El Soplao', donde aguardó el esperado salto de Alejandro Valverde mientas las inesperadas nubes provocaron el vértigo del murciano. Mal recuerdo. No es Cantabria territorio de buen augurio para el Valverde, climatizado en el seco y tostado campo sureño que le cobija, huidizo de precipitaciones como las que le dejaron sin opciones en la pasada Vuelta a España cuando, camino de Suances se perdió en el diluvio caído como jarra de agua fría cuando ascendía el Alto del Caracol. Ataques en la parte final Tembló Valverde al inicio. Duda. La sintió Plaza, atento tras la verja carcelaria. Arrestado en El Soplao cuando el Caisse d'epargne, patrón desde el inicio y referencia nata en los instantes previos al comienzo de la ascensión, se apartaba para dejar el remate de gloria a su rabioso líder. Le salieron al murciano enemigos que caían como las gotas mortíferas de lluvia. Gorka Verdugo, Aitor Galdós sentaron el aviso del planteamiento guerrero de un valiente Euskaltel-Euskadi que no dudó en lanzarse a por la victoria de la tranquilidad antes de viajar al Tour de Francia. Enrique Mata, Mario García y Luis Ángel Mate formaron parte del grupo de intrépidos que buscaron su momento ilustre Valerosos sin premio, pues Luis León Sánchez, galgo con carnet nadador, encabezó cada neutralización hasta que el inicio de la subida final situó a Igor Anton en cabeza, cazado poco después por el asturiano Carlos Barredo, ojo avizor. Esperanzadoras zancadas las de ambos, con el ritmo del Tour ya en el cuerpo. Allí donde Alejandro Valverde no tiene licencia para correr. Mucho menos la posee Rubén Plaza. Despojado de grilletes atormentadores de exilio, el del Liberty Seguros se pegó a la rueda de Valverde, la referencia, seguidos ambos por Tino Zaballa en la búsqueda de Igor Anton. Fue la antesala de una excepcional subida culminante de unos excepcionales Campeonatos. Nadie quería perderse la fiesta, lluvia incluida, cuando Valverde y Plaza neutralizaron a Igor Anton y Mikel Astarloza tomaba posiciones y Tino Zaballa, colérico desterrado, hacía las delicias de sus paisanos. Juntos el vasco y el cántabro sumaron fuerzas para llegar hasta Valverde. Referencial siempre en la teoría bajo el sol y perdido en las tormentas que encogen su incontestable calidad. Fue precisamente tras un demarraje estallador de Tino Zaballa cuando Mikel Astarloza vislumbró su oportunidad y puso tierra de por medio para disfrutar de medio minuto de ventaja respecto al trío de la estrella de Valverde, el desterrado Zaballa y el encarcelado Rubén Plaza, con grilletes aún que retrasaron su bestial aparición, de huella para la posteridad. Cuenta Valentina Siegfried Villar, experimentada poetisa, que en las Cuevas de 'El Soplao' se entra en el mundo de silencio, ese constante que escucha Plaza al clamar ante la justicia, que se sume en un eterno gotear de filtraciones, de barro frío y húmedos tropiezos, ésos que le tienen retenido. Prosigue la escritora describiendo el mundo subterráneo más espectacular de Cantabria como un símil de las entrañas de la tierra. El abismo, un tremendo vacío que llama, que empuja a la retirada porque se mide el esfuerzo, que consume el alma del desterrado, que pone a prueba a cada paso la constancia. Pero es con ella como se logra la recompensa, la bóveda confinada donde Plaza salió de su cárcel entre el diluvio, para recoger el testigo apagado de Mikel Astarloza y trazar la peligrosa última curva antes de la meta. Premio y consuelo a base de golpe de efecto seguido por la estela de Tino Zaballa, el otro desterrado. "Era el mejor escenario para reinvindicarme", decía, vestido ya de rojigualda. El maillot que apenas se verá en España y poco podrá pasear por el mundo. Una nota recordatoria, la de su ausencia en la élite del ciclismo y por consiguiente, del campeón estatal, por el destierro incurable. ainara@ciclismoafondo.es PINCHA AQUÍ PARA VER TODAS LAS FOTOS DE LA PRUEBA EN RUTA DEL CAMPEONATO DE ESPAÑA
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Fotos Campeonatos de España: La liberación de Rubén Plaza
La subida final a 'El Soplao' hizo justicia con el valenciano, combativo y peleón en los últimos kilómetros pasados por agua que anularon a Alejandro Valverde y dejaron a Mikel Astarloza a las puertas del triunfo