Fotos: Tim de Waele
Del Eros Capecchi, fino y alto, tanto como esbelto en figura envidiable por todo el que se precie a mirarlo, que batió a Igor Anton en la última Euskal Bizikleta de la historia, reventándole en los últimos kilómetros llanos y traicioneros de la subida a Arrate, al que ayer se impuso en San Pellegrino Terme hay un mundo. Dos personas, chicos mejor, a las que distan caídas, infortunios y contratiempos. San Pellegrino es un pueblo bendecido por el agua. Oro blanco que trajo monedas y billetes. Cuando las termas cerraron, el casino, un estupendo palacio digno de considerarse museo, ahora abandonado, y los hoteles echaron el cierre. Ciudad fantasma. Así vagaba Eros Capecchi desde aquel impresionante triunfo en Arrate hasta ahora. Tres años de nulidad para un joven son mucho, demasiados. En noviembre volvió al Liquigas, su casa. "Es hora de tomarme las cosas en serio", decía el primer día que vistió el maillot del equipo que le hizo ciclista antes de marchar al Saunier Duval de Matxin. "Con él era fiesta y divertimento". Ahora toca trabajar. Cultivar.
Capecchi tiene como negocio familiar un vivero. Plantas y árboles para vender. De ahí viene buena parte de los ingresos en casa de Alessandro y Antonella, los padres, de su hermana que es como una proyección de sí mismo pero en el sexo diverso. Se adoran. En ella pensó al entrar en meta abriendo y cerrando los puños. "Me dijo que si ganaba alguna vez, lo hiciera". Es el gesto de Albanese, un cómico italiano. Rompió a llorar en frente de las cámaras el talento italiano al frenar y bajarse de la bicicleta. Se tiró al suelo. Quería sentir la inmensidad de la gloria mirando al cielo. Desde allí arriba le vigilaba Rudy, su primo muerto el pasado mes de enero. Eros estaba en Argentina, en el Tour de San Luis, con una bronquitis aguda y no quisieron decirle nada. Iba a hundirse pues Rudy era más que un hermano. "Lo llevaba conmigo a todas partes". El triunfo fue para él.
Merecido, pues desde que se tentó la escapada Capecchi estuvo en todas. El más fuerte. No fue hasta que faltaron 52 kilómetros para el final cuando se fraguó. A 52 km a la hora. Locura. También lo sufrió Contador, vigía, pero nadie le respondió. Sus rivales están desesperados. Delante se marcharon una veintena de corredores. Vicioso, Dani Navaro, Pasamontes, Losada...solo tres sobrevivieron. Pinotti, Seeldraeyers y Capeccchi. La flor que despertaba, por fin. Lo hizo todo perfecto. Demarró y espero, sangre fría, cuando Pinotti se lanzó al final. Guión previsto. Seeldaeyers ni se movió, nada que hacer. Capecchi trazó la última curva, 250 metros y ahí estaba, la gloria en un vivero creciente. Lloró inconsolable Capecchi, por fin victorioso. Por fin retornado. Floreció por fin.
FOTOS. Giro de Italia 2011. 18ª etapa: Florece el vivero de Eros Capecchi
Victoria del talento italiano en San Pellegrino Terme en una etapa rápida y loca donde costó hacer la fuga. Contador pasó el día sin percances
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