Fotos: Rafa Gómez
Están acostumbrados a vivir en la sombra, a trabajar para los demás, a felicitar a sus líderes. Sus alegrías son las victorias de ellos. Casi nunca tienen una oportunidad. Casi nunca levantan los brazos. Por eso, como ayer ya ocurrió con Dani Moreno dos temporadas después de su último triunfo, cuando estos ganan, la felicidad es doble. Deben aprovechar la mínima ocasión, cualquier concesión de sus jefes. Eso es lo que ha hecho hoy Mikel Landa, un vitoriano de 21 años que desde marzo se ha roto dos veces la clavícula. La primera, en Murcia, en Collado Bermejo; la segunda, en Francia, en Dauphiné, tras chocar con una vaca despistada. Gafado. O eso creía cuando llegó el miércoles a la Vuelta a Burgos, de la que sale con la moral por las nubes después de diseñar una victoria de genio, de chico que apunta maneras.
"No sé cómo he ganado", dijo tras arrollar a un sorprendente Juanjo Cobo, otro gregario, éste de Menchov aquí y del ruso y de Carlos Sastre en la próxima Vuelta, que llegó crecido con 'Purito' a su rueda. "Cuando me han cogido, quedaban 500 metros y he intentado recuperar. Sé que tengo un sprint rápido y he podido aprovecharlo". Landa, que había dinamitado la carrera en la penúltima subida, dejándose el alma por Samuel, cumpliendo con su deber, se marchó del grupo de los favoritos, el que él mismo había destrozado, el que había dejando en seis, a 2 kilómetros de la meta, situada en Lagunas de Neila, un puerto de categoría especial con 7,5 kilómetros al 8,1% de pendiente media y con rampas del 17%.
"Samuel no iba bien y me ha dejado unos metros", recordaba tras ganar por primera vez en profesionales. "En principio, mi trabajo acababa en la primera subida, pero me he encontrado muy bien y en la bajada hemos parado para que entraran Oroz y Astarloza". Trabajo de equipo en beneficio de un líder que hoy no respondió, fundido, y que llegó 1 minuto y 15 segundos después de Landa, su gregario más fuerte, el que le dejó sin gasolina, el que parecía agotado cuando aún el asturiano aguantaba, el que parecía en el límite cuando aún tenía unos metros de ventaja gracias a su ataque tras descartar a Samuel, el que parecía sin opciones cuando Cobo, expléndido, de menos a más, le cazó a 500 metros. Su cara, su pedaleo, engañaron. Todavía le quedaba un cambio. Lo hizo a 150 metros, cuando Joaquim Rodríguez, con la Vuelta a Burgos ya en su bolsillo, se había cortado. Imparable.
"Ha hecho un etapón y hay que darle la enhorabuena". Palabra de Cobo, el derrotado. "Estaba esperando al final porque había hablado con Dani y con 'Purito' y me iban a dar más libertad, pero Landa ha demostrado estar muy fuerte. Cuando le hemos cogido, le he pasado y he intentando poner un punto más, pero aguantaba, así que he bajado el ritmo". Sin victoria, pero con podio. Tercero tras los Katusha. "Ha merecido la pena el esfuerzo por entrar en el podio. Estoy muy contento". Podría haberlo estado más, pero un chico de Vitoria le robó la gloria.
FOTOS. La Vuelta de los gregarios
Mikel Landa emuló a Dani Moreno y ganó en las Lagunas de Neila tras trabajar durante todo el día. 'Purito', tercero, confirmó su victoria final en la Vuelta a Burgos
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