Fotos Vuelta a Andalucía. 4º etapa: Campanada de Alex Rasmussen

El del Saxo Bank se ha impuesto en la contrarreloj de Málaga y Michael Rogers arrebata a Pardilla el liderato

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Fotos Vuelta a Andalucía. 4º etapa: Campanada de Alex Rasmussen
Fotos Vuelta a Andalucía. 4º etapa: Campanada de Alex Rasmussen

No hay nada como la pista para calentar los músculos y dar el salto al rugoso asfalto en un sprint. Las piernas se mecen con la carretera en un romántico caminar que mece las pedaladas gráciles de aquellos que antes de dar pedales al descubierto probaron el riesgo de los velódromos. Lo sabe bien Mark Cavendish, el rey de los sprints aciago aún en el que está siendo su debut en la Vuelta/> a Andalucía. Diez kilómetros de pista valen para preparar quinientos metros de arrancada inigualable y espectacular, para arruinar a todo aquel que cree ponerle en apuros. Una vez destapada la caja de Pandora, el secreto del hombre más rápido de Man ha volado a manos enemigas. Alex Rasmussen es otro de esos cerebros tocados por la mano de la divinidad a los que competir bajo techo les sirve como lanzadera al firmamento. El talento del Saxo Bank viene de competir en los Seis Días de Copenhague de pista. Resultado cantado: éxito absoluto. ¿Y ahora qué? Ahora, a triunfar en la carretera.

 

A cielo descubierto hizo sonar la campana en Málaga, en la contrarreloj que debía poner las cosas en su sitio. Lo hizo, porque Michael Rogers se ha aupado al liderato, echando por tierra la ilusión de Sergio Pardilla de confirmarse como ganador virtual a falta de la última etapa, la de mañana, entre las localidades escarpadas de Torrox y Antequera. No sonaron campanas para el manchego, badajos silenciados. Todos a excepción de uno, el de Alex Rasmussen, el chico de la pista. Diez kilómetros de sprint en solitario, sin golpes de manillar ni codazos, sin ruedas que seguir o a las que adosarse. Como dar mil vueltas a una pista pero sin techo. Así se lo tomó antes de salir y con esa máxima marcó los mejores tiempos.

 

Tanto que ni Gustav Larsson ni el propio Michael Rogers supieron desbancarle de los mejores tiempos que marcó desde que saltó a la carretera, esa desconocida para Rasmussen. Sprint a fuego. Ni estaba enclavado entre los últimos ciclistas en salir ni sabía como sortear al viento, otro invitado extraño para el chico del ciclismo casero. Agarró entonces la campana al entrar en meta, rápido y fulminante, como si restaran más vueltas a la pista imaginaria. Frenazo en seco para todos. Wiggins afinó para quedarse segundo. Lejano. También Tony Martin, prometedor tercero. A Rogers en cambio le bastó hacer cuarto, sin sonrisas ni exhibiciones, lejos de aquel contrarrelojista que ya ni siquiera se logra atisbar en un pasado no tan lejano. Oculto ya.

 

Peor se quedó Pardilla ante la campanada inesperada de Rasmussen. Sordo. Apenas asomó en los primeros puestos de la etapa pero aguardó el podium en la general, con un descenso eso sí, hasta el tercer cajón. El flujo del rojo que corría por sus espaldas, el del maillot de líder de la Vuelta/> a Andalucía y su consiguiente empuje no bastaron ante Michael Rogers, conformista con un triste cuarto puesto pero aupado al liderato de una general que inscribe ya el nombre de su nuevo dueño a falta de la quinta y última etapa. 161 kilómetros/> entre Torrox y Antequera con el Puerto del Torcal, de primera categoría a 46 kilómetros/> de meta, demasiados para que Jurgen Van Den Broeck, amarrado en el segundo puesto, y el Omega Pharma, a 19 segundos del liderato puedan desbancar al Columbia de Michael Rogers.

 

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