Cielo azul inhóspito. Nubes desdibujadas, diluidas por el ponente astro rey. Rayos de sol anhelados casi desconocidos para el pelotón que alzó la mirada, como un recién levantado por la luz del alba y el canto de gallo madrugador. Costó abrir los ojos y ver la irradiante estrella repartir calor a mansalva. Extraña sensación la que se experimentó camino de Bitonto, el principio del tacón italiano plagado de olivares refugiados al calor del sur. Hasta allí se adentró el Giro buscando subir la temperatura corporal, un SPA que relajó la carrera, calma de plegarias venida para dar un respiro al loco Giro de Italia. Nueve días locos y al décimo, como si de una creación magnífica se tratara, se descansó. Entre las termas de la distensión, Farrar mantenía su fría terma natural, la que le lleva siempre impuesta por genes hechos en Washington. Allí, el centro neurálgico de la política del planeta tierra, el mundo nunca se para. Nunca hay relax. Para él tampoco, fiel trotamundos que lleva la aceleración impuesta y la obligación de romper mareas de calma como bandera. En la Vuelta a España, en Portugal, en Georgia...hasta en las inalterables Bahamas levantó su sprint huracanado añadiendo victorias a un zurrón que guarda espacio para las clásicas de abril, las que adora desde niño y por las que cada año procesa una devoción que la ferocidad de las piedras y cotas primaverales no le devuelven. Atiende a sus sensaciones Farrar y reflexiona, cabal, "vamos al Giro de Italia". A provocar tempestades como la loca etapa Holandesa de Uthrecht. Allí levantó el viento entre el mar anquilosado para encolerizar a Greipel. Tapado va el alemán en este Giro, casi de incógnito. Apenas se le ve, ni siquiera cuando sus compañeros, el temido tren del HTC-Columbia comanda dirigiendo su hábil locomotora. Rueda sin las vías engrasadas Greipel. Desconocido también en Bitonto, cuando las curvas y la carretera estrecha se olvidaron de la quietud reinante. Tres escapados De ese sosiego se aprovecharon Charles Wegelius, Dario Cataldo y Hubert Dupont, los tres kamikazes del día escapados desde el kilómetro ocho en una jornada maratoniana. -230 kilómetros desde Avellino hasta la llegada- y presta para el juego. Apenas les dio chance el pelotón, relajado pero sin sumirse en el letargo. Renta permitida, cuan gato paciente que espera, astuto y perspicaz a que el ratón salga de su agujero para darle caza. Dejó correr el gran grupo los kilómetros disfrutando del sol y la agradable temperatura -hasta el inflexible Vinokourov bromeaba con la cámara-. Y entonces una señal, una mueca de Andre Greipel a Frantisek Rabon, su hombre de confianza. "Venga, a tirar, que estoy bien". órdenes de jefe súbitamente ejecutadas. con el checo al frente del tren amarillo y blanco los intrépidos roedores delanteros no tardaron en caer. El mismo tiempo que la carretera adelgazaba camino de Bitonto y se desató la vena inquisitiva para colocarse en las primeras posiciones. En esas hubo caídas, leves entre curvas. Una de ellas, la de Greg Henderson, provocó que todo el Sky borrara el tinte negro de la parte delantera para ceder el HTC-Columbia la totalidad de la regencia hasta que el exaltado David Millar avisó del contragolpe con leve presencia. Todo antes de que Matteo Tosatto precipitara su llegada. Entre esquinas quiso perderse el italiano con una lanzadera madrugadora, demasiado tempranera pero de belleza sin igual. Le sobró casi un kilómetro, la distancia en la que Julian Dean derogara su velocidad al ritmo frenético, aceleración entre bonanzas que captó Tyler Farrar brutal cuando Greipel volvia a hundirse, séptimo en las calles del Giro que le mantienen inédito. También en Bitonto, la apacible abertura de tacón donde Farrar puso fin a la extraña y ansiada calma. PINCHA AQUÍ PARA VER LAS FOTOS DEL GIRO DE ITALIA 2010 Debate sobre el Giro de Italia en nuestro foro El análisis de las etapas Toda la montaña al detalle Los 15 favoritos para ganar el Giro de Italia Los 10 mejores sprinters del Giro
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Giro 2010.10ºetapa:Farrar, en medio de la ansiada calma
Triunfo incontestable del estadounidense que se erige como rey de los sprints ante la desaparición de Greipel en la primera jornada de calma del Giro de Italia