la Vuelta 08. 7º etapa: El Astana perdona a Valverde
Alessandro Ballan se impone en la primera etapa montañosa y Alberto Contador establece pequeñas diferencias con sus rivales
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Foto: Tim de Waele
Dos minutos de ciclistas rodando entre rocas. Negro. Nada. Apagón. Lo siguiente, horas después, Alessandro Ballan, un loco que se perdió por Andorra y apareció entre las tinieblas de la Rabassa/> tras 223 kilómetros/>. Para qué. Apenas se vieron cinco. Cuatro y medio entre puertos y los 500 metros/> finales del italiano entrando en meta entre la niebla. Pero en ese medio kilómetro se pudo ser testigo de muchas más cosas. Del perdón. De la compasión. De la piedad que el Astana tuvo con Alejandro Valverde, al que el señor del mazo le esperó, escondido en el paso que marcaba la frontera entre España y Andorra. El día malo de "El Imbatido". Como en la ascensión al Hautacam del Tour, que le despidió de la lucha por la general. Otra vez en los Pirineos. En los extranjeros.
Los proyectiles del Bala verde no estaban bien cargados. La lluvia y el mal tiempo le desconcertaron. Pólvora mojada. El suyo es un tiroteo entre las estepas y los desiertos. Con el secano murciano de fondo. El suelo mojado le hace resbalar. Le pasó en la Ascensión/> a la Rabassa/>, el primer contacto de la Vuelta/> con la alta montaña. Aguantó el primer paso con los mejores pero después se tambaleó. No era día para tirar tiros. Cuando Marc de Maar, Alessandro Ballan, Gianni Meersman, Iñigo Landaluze y Xabi Zandio amarraron los cuatro minutos de ventaja con los que rodaban en cabeza, el Astana aceleró el ritmo. Detrás de los escapados transitaban un incansable Paolo Bettini, Amets Txurruka y el gallego David García. Pedaleaban entre la nada. Un vacío. Sin referencias.
El Astana seleccionó el pelotón para Contador. Sergio Paulinho y Chechu Rubiera despegaron las más de veinte ruedas que llegaron compactas a la última ascensión. Cazaron a los perseguidores y, en los primeros kilómetros de la ascensión, apenas diez hombres aguantaron el ritmo. Otros, como Ezequiel Mosquera, la sobrepasaron. El gallego declaró la guerra a la infantería kazaja con un ataque a lo diesel. Su estilo. "Ataqué el primero aprovechando el marcaje entre los favoritos y porque, con mis características, tenía que hacerlo antes que Contador". Premeditado. Y también intuitivo. A por Mosquera saltó Contador. Ritmo infernal. Le faltaron kilómetros para atrapar al gallego, pero desquició a Valverde. Mazazo. "Apajarao", como expresó el murciano.
Ballan líder
Pero salvable. El Astana, y Alberto Contador le perdonaron. Tuvieron piedad de él. Y de Sastre. Contador demarró a los favoritos poco antes de encarar la última curva antes de la meta, cuando las cámaras le captaban. Prueba del delito. Tras más de 200 kilómetros/> sin imagen. Alessandro Ballan había adelantado el apagón analógico que se producirá en abril de 2009. Claro. Es la época de las clásicas. Su época. Así todo el mundo podrá verle. Digitalizado. Y, de paso, provocó un cortocicuito para que no haya testimonio de su delito. Nadie le vio ascender la Rabassa./> Ni/> atacar al grupo de escapados. Sin pruebas.
Es un tipo duro. Italiano, pero con mente belga. Flamenca. Forja sus piernas entre los duros adoquines de la Paris-/> Roubaix/>, de la Lieja-/> Bastogne-/> Lieja, de la Amstel/> Gold/> Race. Y del Tour de Flandes, donde en 2007 dejó a Tom Boonen sin poder disfrutar del triunfo más grande jamás soñado. En Bélgica no pudo evitar las pruebas del crimen. En Andorra sí. Con un apagón antes de lo previsto. Nadie sabía que había ganado, ni que se vestía de líder. "Cuando he atacado, iba preguntándole a Álvaro Pino su iba algún corredor delante, porque no sabía si iba a ganar o no", relataba Ezequiel Mosquera. Perdido. Como Alejandro Valverde. Vacío.
Contador arrascó cinco segundos a Igor Anton y Carlos Sastre y casi un minuto a Alejandro Valverde. Clemencia. El madrileño tuvo piedad. A él le gusta que sus crímenes tengan espectadores, por eso prefiere esperar a Pla de Beret. A Navacerrada. Al Angliru. El amarillo, cuando se vea. Ballan no. Los crímenes, mejor en secreto. De Flandes a Andorra. Adoquín. Montaña. Sprints. Todoterreno sin perdón. Al contrario que Alberto Contador. Al revés que el Astana. ainara@ciclismoafondo.es