Foto: Tim de Waele
Lo tenía todo calculado. Su victoria. La fecha. La rueda. Como un estudiante en su último examen antes de licenciarse. La suya es más una diplomatura. De un triunfo. El que se regaló antes de abandonar al pelotón de la Vuelta a España. A su suerte. Para Freire, ya está echada. Calculador. Dejó correr los primeros días de carrera. No le interesaba disputar los primeros sprints. Ese error ya lo había cometido en 2007. No llegó a Sttutgart. Se pasó. A Granada llegó con la cabeza puesta en Varese. En la licenciatura, la de su cuarto año vistiendo el maillot arco iris. Pero para ello, primero tenía que diplomarse. Por lo menos una victoria. Ya la tiene. Mañana se irá a casa tranquilo. Hoy se lo ha reclamado Marcos, su hijo. Con el que subió el año pasado al pódium en Logroño, cuando consiguió también ganar al sprint. Su ambuleto.
Para superar el último examen antes de conquistar el título honorífico, Freire, como los alumnos en las pruebas, copió. Se pegó a la rueda de Boonen, el empollón de la clase. Él ya tiene una victoria en la Vuelta. Era el corredor a seguir. Se colocó detrás. Le miró. Tenía las respuestas a sus preguntas. El belga tenía uno de sus días super. En los que el viento se alían con él y desatan toda su furia. Huracán. Pero cuando tocó tierra burgalesa bajó su fuerza. Mientras, Freire copiaba las pedaladas de la estrella del Quick Step, hasta los últimos cincuenta metros. Supo adelantarle en el momento oportuno. Un golpe de manillar certificaba su triunfo, su graduado.
Lampre y Liquigas ponen ritmo
Como él, Bettini también sigue en busca del punto perfecto. Otro titulado. En los últimos kilómetros de la etapa, el grillo se colocó al frente del pelotón. Entrenamiento para el Mundial. Tampoco le importaba sacrificarse. Hoy no. Por Boonen. Y por Varese. Lo hizo poco después de que el pelotón engullera a Serafín Martínez, Andriy Grivko y José Antonio López Gil, los tres protagonistas del día que pulsaron al grupo numeroso y mantuvieron el vilo de una etapa intrascendente. Por detrás, el Euskaltel- Euskadi tomaba responsabilidades. Le han cogido gusto al comando de la infantería y no se retiraron hasta los últimos kilómetros en los que el Lampre de Danilo Napolitano y el Liquigas, que buscaba un triunfo para Pozzato le tomaron el relevo y redujeron rápidamente las diferencias.
Hasta los últimos siete kilómetros consiguieron fundirse el trío de cabeza. Después, anonimato. Otra vez, para el Malagueta. Doscientos kilómetros en fuga, solo en la Vuelta a España. A contrapié. Todos en su contra. El Malagueta aún no se ha diplomado. Freire sí. "Es el primer día que me he encontrado bien, y lo he aprovechado". Examen superado. Aprobado con nota. Después subió al pódium. Con Marcos, que llegó aBurgos para llevarse a su padre a casa. A Torrelavega. Y de ahí, al Mundial. A por el cuarto. La licenciatura. ainara@ciclismoafondo.es
