Dice de él Joxean Fernández 'Matxin', director del Fuji-Servetto que es, "físicamente, de largo el mejor corredor del equipo, con un potencial exagerado". El problema es que no se convence a sí mismo. "Tiene que creérselo", dice el técnico de Basauri. No procesa fanatismo David de la Fuente/>, cántabro curtido entre colinas, por sus piernas, certeras. Dogmatiza entre crucifijos. Dos lleva en la Vuelta/> a España desde la undécima etapa, la que partía desde la asfixiante olla de Murcia rumbo a otro sofoco, el de Caravaca de la Cruz. Ocho/> puntas cristianas al pecho. Cuatro, unidas por su propia inercia católica le empujan a respirar. Bajo el maillot, separada solo por su brava piel, blanquecina esta, a diferencia de los brazos, negros y esclarecedores de una intensa campaña. Pegada a los pulmones. Aire frente al calor extremo de las etapas valencianas y murcianas de la carrera en las que el ciclista de Reinosa se vistió de granate, el color que en la Vuelta/> acredita al mejor escalador. Al rey de la montaña embelesada con sus continuos ataques y su presencia en fugas marco incomparable para convertirse en la referencia de las cuestas. "No era un objetivo hasta ahora. Si no lo hubiera cogido no sería una meta por la que luchar pero ahora sí que me motiva", asegura, ilusionado.
Es extraña la situación de David de la Fuente/> en el seno del Fuji-Servetto. Chocante cuanto menos. Contradictoria. Mientras 'Matxin', desengañado con las ruedas y las bicicletas, se sacia al superar el gran reto que suponía sacar adelante su proyecto después de los efectos que la "bomba atómica Riccò", arrolladora con todo a su paso dejó, convaleciente a todo el Saunier Duval y conseguir después la invitación, a regañadientes para la Vuelta/> a España. Mientras, durante la tórrida mañana murciana, donde todos, aficionados y periodistas cubren de centro de atención al líder de la Vuelta/>, el 'crack' de casa, Alejandro Valverde, Sabino Angoitia, unos metros alejado de la marabunta y protegido del sol, pone voz a su rabia, imposible hacer más, ante la suerte esquiva con Beñat Intxausti en la Cresta/> del Gallo el día anterior, donde un pinchazo le apartó de la lucha por el triunfo cuando, después de librar las primeras curvas del complicado descenso contactó con Linus Gerdemann para lanzarse juntos y con medio minuto de ventaja a la meta. Enfado, mucho. Furia y cólera unidas. Y también desencanto, a raudales.
Fugas y ataques diarios
Misma tez descubre Beñat Intxausti. Enojado con la mala suerte. Entristecido ante la oportunidad dorada que se escapó entre el aire fugado antes de la cuenta por el agujero de las rueda. Deambula por el control de firmas sin rumbo fijo. Mirando de reojo a la calle, la paralela donde un día antes tenía que haber entrado con los brazos en alto. Evocaciones. Entre toda el desamparo aparece la muecas sonriente de David de la Fuente/>, la paradoja del Fuji-Servetto. "Es curioso, pero está siendo mi mejor año desde que soy profesional". Lo asevera su triunfo en el GP Miguel Indurain, su segundo puesto en Llodio, donde ya ganó en el 2007, y en la tercera etapa de la Volta/> a Catalunya, donde se coló en el Top-Ten de la general final. El año más completo del ciclista que maravilló en el Tour del 2006 desde que se enfundara el maillot a puntos y ganarse en París el reconocimiento al hombre más combativo de la ronda gala.
En busca de lograr el preciado premio que tres años atrás quedó a las puertas en Francia, De la Fuente/> lleva desde la undécima etapa otra cruz más consigo. Ésta, a diferencia de la suya, la continua compañera, viaja con el sol de cara. Al descubierto. Alusión clara a su estilo, guerrero incansable que ya ha dado lo primeros quebraderos de cabeza a los favoritos. Apenas ha habido jornada en la que el feroz cántabro no ha exhibido colmillos y generado cortes entre los favoritos a base de ataques. Aprovechó el corto alto de la Ermita/>, en la quinta etapa, para marcharse junto a Philippe Gilbert y el de Benigánim para llevarse a Allessandro Ballan. Anulado en ambas. Mayor suerte tuvo en Xorret del Catí y en Murcia, ambas con fuga incluida. Y todo después de un ataque fulgurante en Aitana. Pero no quiere ni oír hablar De la Fuente/> de la fortuna. "No la estamos teniendo de nuestro lado ningún día", se lamentaba. Fatalidad diaria ante el triunfo buscado sin cesar y que no llega. Por eso lleva ahora dos cruces. La última, la de Caravaca. "Me la he puesto en la salida de Murcia, a ver si me da suerte. Si no, me la quito esta misma tarde", adelantaba, entre sonrisas. Todas las que faltan en el Fuji-Servetto, el equipo olvidado de la Vuelta./>
Apartados casi del frenesí de la carrera, ni siquiera aparecen en el libro de ruta, los hoteles preparados por la organización son los peores, los más alejados. "Al confirmar nuestra participación a última hora, nos dieron los alojamientos que pudieron", es la excusa que 'Matxin', entristecido ha recibido por parte de la carrera. Mientras, de la Fuente/> sonríe. No le importa dormir en camas de menor pelaje. "Sí que te sientes un poco desplazado, da pena, porque no sé exactamente por qué, pero lo importante es que estamos en carrera y queremos que se den cuenta de que somos un buen equipo, muy combativo que nos merecemos estar aquí y que se hable de nosotros". Poco, con las cámaras esquivas demasiadas ocasiones a su presencia, en la contrarreloj de Valencia apenas les enfocaron las cámaras de televisión. Apagan a los patrocinadores, a Fuji y a Servetto que ya han anunciado su intención de seguir con el proyecto, aunque con la inyección económica de una marca más potente que haga las veces de primer patrocinador. "Futuro incierto". Es lo único que se atreve a articular De la Fuente./>
"Salió"
En medio del desconcierto empuja el cántabro a su equipo. Insufla de moral con la ilusión, "lo que más me anima para seguir probándolo", asegura. Motivado. Del tesón ha tirado para atacar en Aitana y escaparse en las jornadas que concluían en Xorret del Catí, intento en la última ascensión incluida, y la de Murcia. "En esta última me propuse quedarme en el pelotón, descansar y guardar fuerzas, pero vi la situación, atacó un corredor justo delante de mi, vi la situación y... yo que sé, salió". Así de simple. Lo que muchos intrépidos buscan, a lo Indiana Jones entre las cavernas a David de la Fuente/> le sale solo. "No era mi intención, pero solo tenía que salir a rueda". Fácil. Le sirvió ese ramalazo de inspiración para enfundarse el maillot de la montaña, después de haber hecho los méritos en Aitana y Xorret del Catí. En el primero, recuerda, "no tenía las fuerzas, ni el desarrollo correcto para ascenderlo. Ni tampoco la suerte". Esa negación del cielo con el Fuji-Servetto. De la Fuente/> se resigna con las dos cruces en el cuerpo.
"Me he levantado como si fuera un cadáver. Estoy reventado", decía, en cómoda postura antes de tomar la salida, vestido de monarca montañoso. "Casi no he hablado nada, y eso que yo normalmente no callo". Los efectos del cansancio."Se va notando cada día, pero camino de Caravaca me he prometido que no voy a buscar la fuga, voy a reservar fuerzas porque vienen días muy duros". Nada. Promesa rota. Le puede su incontinencia a la marcha cansina y contrariada del pelotón. En los primeros instantes de la undécima etapa volvió a ver la rueda buena. La de Moncoutie, el que disputa con él la clasificación de la montaña y no dudó. A por él. A por la escapada. Le pesaron tantos kilómetros en fuga y poco después quedó descolgado. Inercia de la mala suerte. No se la quitan dos cruces, como tampoco la cabezonería por luchar por el triunfo e etapa y el maillot de la montaña. Robado en Caravaca de la Cruz/> por la fuga en la que no aguantó el ritmo de David Moncoutie, morado religioso el del francés. Acostumbrado al vuelo entre cimas. "Seguiremos intentándolo". Sin cruces, que no dan buena suerte. ainara@ciclismoafondo.es