Hace casi un año, mañana lo hará, un chico de Dunedin, en Nueva Zelanda, ya veterano, 34 años, puso la guinda de una etapa con sabor añejo, de ciclismo del de antes, de aquel en el que cada día surgía una aventura, en el que nada se preveía, el que atrapaba a los aficionados y no les permitía cambiar de canal hasta que se conocía al vencedor. Aquel día, un 8 de marzo de 2010, el Caisse d'Epargne se alió con el viento y dio vía libre a la locura, al caos, a la improvisación. Provocaron un abanico que acabó con Alberto Contador, ayer Príncipe de Murcia, en el suelo y con Greg Henderson alzando los brazos en Contres, llevándose la primera etapa de aquella París-Niza.
Hoy, 364 días después, Henderson repitió gesta. Nadie pudo con él. El neozelandés, que corre para Sky, fue el más rápido de un pelotón que vio como Thomas De Gendt relevaba a Tony Martin, el que lo intentó en la pasada edición, como valiente en el último kilómetro. Esta vez no era Contres el lugar de destino, sino Amilly, pero el resultado fue el mismo. Un demarraje del que sólo sacaron como positivo el lucimiento, el copar imágenes durante algunos segundos, durante algunos minutos.
De Gendt, el líder, fue atrapado por el 'coco', el pelotón, después de un buen trabajo del Movistar, que aumentó la punta de velocidad para que José Joaquín Rojas rematase. No lo hizo. Su papel lo robó Henderson, que consiguió su primera victoria del año, la que rozó en los Campeonatos de Nueva Zelanda, la que rozó en el Tour Down Under. El del Sky ganó a Matthew Goss, que lleva los colores de la máquina de la velocidad, del equipo de los rápidos, del HTC-HighRoad, segundo, a Denis Galimzyanov, que hoy celebra su cumpleaños, ya 24 añitos, del Katusha, tercero, a Heinrich Haussler, que se cayó, que se levantó, que se reincorporó al pelotón, que se metió en el sprint, del Garmin-Cervélo, cuarto, y a la sensación del presente, al corredor con más futuro del pelotón, a Peter Sagan, del Liquigas, quinto.
Rojas, un maestro de la regularidad, tuvo que conformarse con la octava plaza. Lejos de Henderson, que, por los pelos, por 4 segundos, no arrebató el amarillo a Thomas de Gendt, que sigue ahí, anclado en lo más alto, demostrando su fortaleza cuando tiene la más mínima ocasión. En la escapada, un paso a nivel se interpuso en el camino de Tony Gallopin y Maxime Bouet, los hombres que fueron cazados dos veces. La primera, cuando estaban parados, esperando a que las barreras se levantasen. La segunda, a unos 30 kilómetros de meta, después de que la organización retuviera al pelotón para hacer justicia.
París-Niza: 364 días después, Greg Henderson
El líder atacó para intentar destrozar un sprint que se apuntó el velocista del Sky