Foto: Rafa Gómez
"La carretera ha hecho justicia con los desterrados", eran las palabras que, como grito de protesta desde el segundo cajón del podium lanzaba Tino Zaballa. "Se habla mucho de la injusticia que se ha cometido con Valverde pero a nosotros se nos ha olvidado. Rubén y yo nos llamamos a nosotros mismos así, los desterrados, cuando vamos juntos hasta Portugal para poder correr". Pero, a pesar de la rabia, Zaballa se mostraba satisfecho con su rendimiento y puesta en escena.
"Hoy la táctica a seguir era fácil: disfrutar del día y de la afición, comer, beber y a rueda". Y es que Zaballa, como Plaza, corrían como individuales, sin equipo, y había que aprovecharse del trabajo de los conjuntos con mayores opciones, como eran Caisse d'epargne y Euskaltel-Euskadi. "Yo estoy harto de subir al Soplao. Hay que hacerlo sin cebarte en las primeras rampas, porque te puedes pasar de punto. Sabía que Valverde se iba a quedar solo, como ha sucedido, y se ha quedado con la tostada de controlar a Astarloza, a Antón, a Plaza y a mí. Al final no ha podido con todos y al que mejor le ha salido, o más fuerte estaba, ha sido a Plaza. La verdad es que me alegro por él, porque los dos estamos pasando por situaciones parecidas".
Lamenta no haber conquistado el maillot gris, rojo y amarillo, "que quizá hubiera ayudado un poco a cambiar las cosas", pero se siente "contento" con su rendimiento y con su carrera. Cuando alguien le recuerda que en enero ya subió en Valladolid al tercer escalón del podio del Campeonato de España de ciclocross, comenta con una sardónica sonrisa: "A ver si corro el nacional de mountain bike y gano alguno de una vez".
Confesó también que "llevaba preparado el chupete para ponérmelo en la boca en el caso de llegar victorioso. Al final, aun llegando segundo, me lo he puesto. Por cierto que tenía que haberle pedido permiso a Carlos Sastre, que es quien lo patentó", concluye.