¿Cómo te encuentras cuando faltan pocos días para llegar a Madrid?
Lo cierto es que esta edición está siendo la más complicada de todas en las que he participado. Muscularmente, estoy sufriendo por la fuerte caída que tuve en la décima etapa.
¿Conforme pasan los años cuesta más recuperarse de los esfuerzos?
Es evidente. Con 23 años me hubiera recuperado rápidamente del percance pero ahora me ha dejado heridas fuertes en un gemelo y los glúteos. Esas zonas se me cargan muchísimo.
¿Ha contribuido a que haya corredores varios corredores veteranos en el pelotón como es tu caso, o el de Iñigo Cuesta y Andrea Noe la mejora de los cuidados de los masajistas y la atención médica?
Sin duda que se cuida más al corredor. Antes se iba con uno o dos masajistas frente a los cinco de ahora y había días que no te tocaba esa suerte. La recuperación del ciclista es algo esencial, cuanto mejor recuperes muscularmente, más vas a rendir.
Cambios en el pelotón
Desde el punto de vista de tu experiencia, ¿Crees que ha desaparecido con el ciclismo moderno la figura del gregario?
Es cierto que los corredores jóvenes van más a la suya. Tienen la idea de que como en aficionados han ganado carreras, aquí también lo van a hacer. En mi opinión en el ciclismo profesional lo primero que tienes que hacer es encontrar tu sitio. Cuanto antes lo encuentres, mejor te va ir. No se puede ser gregario e intentar hacer otras cosas. En mi caso particular, siempre he alabado al equipo amateur que teníamos en Banesto, ya que me enseñaron muy bien el oficio. Luego en profesionales, con lo que he aprendido y con lo que me he dado cuenta, le he dado más importancia a la labor del equipo que a lograr un buen puesto.
¿Cómo has vivido la globalización del ciclismo?
Es cierto que este deporte se ha internacionalizado. Hay equipos con corredores con todas las nacionalidades y ese proceso es algo beneficioso. Por ejemplo, en Australia se va a hacer un equipo, aunque Europa permanece como la cuna de este deporte y el lugar donde más nivel hay. Lo que sí veo es que se ha perdido el respeto en algunos casos. Se piensa: "Me da igual que tu te caigas, si evito irme yo al suelo". Estos últimos años lo he notado con corredores que van a por todas, quizá porque vienen de la pista y arriesgan al máximo. En el último Tour, hemos visto hasta cabezazos.
¿Qué te ha animado para seguir otro año?
El factor que más ha influido ha sido el ambiente del equipo y también la grupeta de corredores que tenemos en Pamplona para entrenar. Además, no me encuentro mal para seguir. Todavía me siento útil para el equipo.
¿Con el paso de los años te influye en tu comportamiento el pensar en la familia?
Claro que lo piensas. Cuando tenías 25 años te la jugabas siempre aunque no fuera necesario; ahora valoras la situación y arriesgas cuando es preciso. Meto menos el manillar que antes. (Dice entre risas)
¿Te ha quedado pendiente algún reto a lo largo de tu carrera profesional, más allá de tus victorias de etapa en Tour y Vuelta?
Me hubiese gustado preparar las clásicas del Norte, pero siempre he entendido que para correr con garantías hace falta tener un equipo que te apoye, un calendario diferente y tienes que coger experiencia. Es un sacrificio muy alto para un equipo español y desde luego que no me quejo por la carrera que he tenido. Siempre he sabido cuál era mi sitio en esto del ciclismo y me he dedicado a sacarle chispas.
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