Vuelta a Andalucía. 4º etapa: La segunda bala mortífera de Rebellin
El italiano ha repetido triunfo de etapa y Posthuma se lleva la general final de la carrera
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Fotos: Rafa Gómez
Davide Rebellin no carga su pistola con una sola bala. Surte por completo el vaciador de su arma. Para disparar con garantías de que sus acciones remitirán en sus deseos. Matadores. Por eso cuando, antes de llegar a Marbella se previno de llenar su blasón antes de apostarse a la llegada de la tercera etapa, también se cercioró de que el arma quedara provista de más proyectiles. Pura medida de seguridad. Por si no conseguía rematar la faena. Hombre/> precavido. También vale por dos. El triunfo de ayer, y el de hoy, en la última etapa de la Vuelta a Andalucía donde el corredor del Serramenti-Diquiviovanni ha vaciado por completo su proyectil, cargado y recargado para la ocasión.
En su pistola había balas de todo tipo. Balas de fogueo, para asustar, y las asesinas. Para eliminar rivales. No reparó en gastos. En pleno ascenso al Torcal, último puerto puntuable de la Vuelta a Andalucía empuñó por primera vez su pistola para echarse a la cabeza de carrera, junto a Xavier Tondo, primer líder tras la prólogo y David López. Tenía. Además, dos guardaespaldas. Michele Scarponi y Gilberto Simoni/> le escoltaron en su tiroteo. Derroche de fuerzas. Pletórico. Su balazo sonó en la cima del Torcal. El ruido alertó al pelotón. Emboscada.
Fue el mismo sexto sentido que hizo anular la escapada inicial en la que Jesús/> del Nero peleó desde el inicio de la carrera para ser protagonista. Primero con Jorge Azanza y Denis Menchov. Anulados. Pero el del Fuji-Servetto tiró de cabezonería y volvió a intentarlo. Otro de los incansables aventureros de la carretera se le unió. En busca de lo imposible, Adrián Palomares luchó para dar relevos a Del Nero.Junto a Arnold Jeannesson y Benítez miraban sin cesar el reloj. Dos minutos. Tres. Tres y medio. Pero el Andalucía-Cajasur no se conformaba con la victoria de Tondo en el prólogo y quería despedirse de la Vuelta, su vuelta, con buen sabor de boca.
Los hombres de Juan Martínez/> Oliver tomaron la responsabilidad de la carrera y consiguieron reducir las diferencias. Ruido. Y nervios. El grupo cabecero se desintegró y solo Palomares fue capaz de continuar al frente. Más ruido. Disparos de aviso. Scarponi desató la batalla en el pelotón y se abalanzó sobre Palomares. Después llegaron David López, Davide Rebellin, Xavier Tondo y Gilberto Simoni. El catalán del Andalucía ascendía virtualmente al liderato de la carrera. Pero/> Rebellin/> lo puso en su punto de mira. Otra bala más. De fogueo también. La última ya. Pero en el cargador de su pistola quedaba otra reservada. La asesina. La/> que dejó clavados a Juanjo Oroz y Martin Velits. Proyectil matador. Criminal.
Los tres hombres del Serramenti, junto a David López y el propio Tondo fueron neutralizados. En la guerra no se puede hacer ruido. Deja al descubierto la posición. A/> todos los escapados les sorprendió sin armas. A todos, menos a Rebellin. El tambor de su pistola guardaba la última bala. Empuñó el armazón. Fuera seguros. Otro ataque más. Demoledor. Y solo, sin guardaespaldas. Nadie le cubría los órganos vitales. Antequera le abrió sus puertas. Y desde allí disparó su segunda bala. La que había guardado en Marbella, tras su primer triunfo de la temporada. El/> mismo que refrenda su buen estado, a pesar de sus años. Instinto cazador, como el de Posthuma, el nuevo rey de Andalucía. ainara@ciclismoafondo.es