Todo no, pero casi. Así se podría condensar en pocas palabras lo que ha sido la temporada 2008 para el ciclismo español. Exitosa como pocas. Desde la primera etapa de la Vuelta a Andalucía que consiguió José Antonio López Gil, "El Malagueta", que abría el casillero de victorias para los nuestros, hasta el maillot oro de la Vuelta a España de Alberto Contador y el Clásico RCN de Óscar Sevilla, los corredores españoles nos han regalado una temporada plagada de victorias y sensacionales momentos. Grandes vueltas, clásicas, carreras por etapas de una semana... Como la cerveza bien fermentada. Donde van, triunfan. Pero la campaña 2008 nos ha dejado muchas más cosas. Exhibiciones, desfallecimientos? y, cómo no, la oscura sombra del doping, que todavía parece alargarse en el tiempo.
Con esos ecos comenzó
La carretera parecía poner a cada uno en su sitio y los coletazos del dopaje caían en el olvido. Tranquilidad absoluta. Hasta que llegó la Challengue de Mallorca. Inmersos en la carrera y con la planificación de la temporada ya programada, el Astana de Johan Bruyneel se vio vetado de su participación en el Tour, por la relación que el equipo tenía con Alexandre Vinokourov. Lleno de rabia, Contador saltó a
Evans gana en Andalucía
Un día antes de la protesta del madrileño se produjo la primera lesión de gravedad en el pelotón español. José Joaquín Rojas se cayó en los metros finales de la cuarta etapa. Poco le duró la alegría de su triunfo en la anterior jornada. La fractura de su omóplato le obligó a retirarse y permanece en el dique seco durante varios meses. Con la Vuelta a Mallorca se abrieron también la primera serie de carreras españolas de una semana que nos dejaron agradables sorpresas y confirmaciones esperadas. Por fin pudimos ver a José Antonio López Gil alzar los brazos. Todo sufrimiento tiene su recompensa y, ya se sabe, quien la sigue
La prueba sureña fue de refranes. Como para el "Malagueta". Y también para Alessandro Petacchi. Las tres últimas etapas fueron para el italiano, que ya intimidaba antes de la llegada del Giro de Italia. El que tuvo, retuvo. Al igual que él, Cadel Evans también afinaba su puesta a punto. Pero no para el Giro. El australiano ganó en la meta situada en la Zubia, en la segunda etapa. Se marcó 2008 como su año. El de su Tour. Toda su preparación se encaminó, como siempre, a la ronda gala. Con la exclusión del Astana, el del Silence- Lotto lo vio incluso más cerca. Pero para el mes de julio quedaba aún mucho tiempo. Y mucho margen de progresión.
Mientras en España se daba el comienzo a la Vuelta a Valencia, Levi Leipheimer y Fabian Cancellara ya habían lanzado sus particulares avisos desde el Tour de California. Ambos se llevaron las dos etapas contrarreloj, el suizo la prólogo y el americano la de la quinta etapa. El corredor del Astana dio también para su equipo la primera victoria en una clasificación general. Para ahogar las penas del veto del Tour. Un golpe de autoridad en
El que sí hizo ruido fue Rubén Plaza. Campanada. El valenciano ganó la clasificación general de la carrera de su tierra. Demostraba que estaba vivo, y que le quedaba mucho ciclismo por delante a pesar de haber tenido que emigrar forzosamente al país luso. Aquel triunfo, unido a su brillante actuación en la Vuelta a Portugal y en la prueba contrarreloj de los Campeonatos de España le valieron su selección para el Mundial. Volvía a resurgir.
Valverde entra en escena
Nos plantamos en el mes de marzo con varios de los nombres de la plana internacional ya con victorias o actuaciones destacas en el bolsillo. Todos, menos uno. Faltaba por entrar en escena Alejandro Valverde. Irrumpió con éxito. El del Caisse d' epargne se llevó la clasificación general de la Vuelta a Murcia, por tercera vez después de los que consiguió en 2007 y 2004 y estrenaba su palmarés en la que iba a ser su temporada más completa. También
Y de ahí, a Francia.
Una gran recompensa a su regularidad, ya no solo en
Milan- San Remo, comienza la temporada
Muchos opinan que la verdadera temporada comienza cuando los corredores dan sus primeras pedaladas por Milán para acabar en la localidad de San Remo. El primero de los cinco monumentos del ciclismo abrió una brillante tirada de clásicas que estamparon emoción, espectáculo y exhibiciones. Fabian Cancellara demostró que su victoria en
Pero antes de que los grandes clasicómanos saltaran a las carreteras empedradas dispuestos a colmar sus maillot s de barro y agua, la furia de Alberto Contador dominó en las pruebas de una semana del mes de abril. Incontestables fueron sus triunfos en la Vuelta a Castilla y León y País Vasco. De autoridad. La rabia de su exclusión del Tour se concentró en sus piernas y nadie, ni Cadel Evans, que venía de ganar en
Mientras, Alejandro Valverde afinaba para las tres grandes clásicas de su predilección. En
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