Por encima del gran triunfo de Alejandro Valverde o la extraordinaria actuación portando la maglia rosa de Steven Kruijswijk, la gran noticia que nos dejó la jornada de ayer fue el hundimiento de Vincenzo Nibali. El líder del Astana cedió 1:47 con respecto al Bala en Andalo, un tiempo que se suma al que ya perdió en la cronoescalada a Alpe di Siusi y que le ha relegado hasta la cuarta plaza de la general a 4:43 del líder. “No estoy buscando excusas. Mi condición actual es la que es, pero no lo entiendo porque yo me siento bien. Incluso mi masajista de confianza, Michele Palline, cuando me da el masaje me dice que mis piernas están bien”, explicaba el italiano a la Gazzetta dello Sport. Nibali, una vez compareció ante la prensa, quiso aclarar que no valora la posibilidad del abandono y que luchará hasta el último día. “No voy a parar. Quiero llegar a Turín. Hay que aceptar las derrotas por respeto a tus rivales y compañeros de equipo. ¿Cómo voy a abandonar a este grupo? Son fantásticos, están dándolo todo por mí”.
La gran pregunta hoy en Italia es la misma tanto en los medios como entre los aficionados: ¿Qué le pasa a Nibali? Una pregunta que ni el mismo Vincenzo sabe responder. “No soy yo, no tengo una explicación. En la línea de meta, están los periodistas esperándome y no sé qué decir. Para mí esto es una humillación, pero llegaré a Turín. No puedo rendirme. Hay algo que no está funcionando y en los próximos días me haré análisis de sangre para estudiar mis valores y poder entender mejor la situación”. El médico del conjunto Astana, Emilio Magni, confirmó a la prensa que durante el día de descanso estuvieron examinando a Nibali y no encontraron razón alguna que explicara su bajo rendimiento por lo que volverán a realizarle más pruebas para descubrir si hay algún problema de salud que le esté lastrando.
