Tom Dumoulin lo ha conseguido: ha logrado la victoria final en el Giro de Italia, su primera ronda de tres semanas, y se ha convertido en el primer ciclista neerlandés en conquistar la Corsa Rosa. Un día de enorme alegría para él; para todo su equipo, que ha sufrido mucho para mantener el liderato; y para su país, donde aman este deporte como en pocos lugares en el mundo. “Es genial, es una locura. No puedo describirlo con palabras, es increíble. Ha sido un día de muchos nervios. Estaba nervioso desde el principio y aunque necesitaba calmarme no podía. Al final, he tenido buenas piernas y simplemente he ido a por ello”, comentaba la mariposa de Maastricht instantes después de hacerse con el trofeo de vencedor.
Con respecto al desarrollo de la carrera, Dumoulin comentaba que “le dije a mi director deportivo que solo me dijera que no arriesgará en las curvas si estaban seguros de que lo íbamos a lograr. El comenzó a decírmelo a mitad del recorrido y pensé: ‘es demasiado pronto para que me digan algo así’. Cuando crucé la línea de meta, todo el mundo me decía que había ganado, pero cuando me he sentado en frente de la TV y he visto que según la realización solo tenía tres segundos estaba realmente preocupado. Por fortuna, finalmente lo he conseguido”, explicaba el flamante vencedor de la edición centenaria de la Corsa Rosa.